Contenido
Organizaciones que apoyan esta guía
Carta
Resumen principal
Una guía para tener escuelas seguras
Acerca de esta guía
Cómo usar la guía para desarrollar un plan de acción
Características de una escuela que es segura y que esta lista para responder a todos los niños
Señales de advertencia tempranas
Principios para identificar las señales de advertencia tempranas de la violencia en la escuela
Señales de advertencia tempranas
Identificación y respuesta a las señales de advertencia inminentes
Uso de las señales de advertencia tempranas para modelar prácticas de intervención
Intervención: Cómo obtener ayuda para niños en problemas
Principios básicos de la intervención
Intervención temprana para estudiantes que corren el riesgo de tener problemas de conducta
Proporción de intervenciones intensivas personalizadas para estudiantes con problemas de conducta severos
Proporción de una base para prevenir y reducir la conducta violenta
Cómo desarrollar un plan de prevención y respuesta
Creación del plan de prevención y respuesta
Formación del equipo de prevención y respuesta
Cómo responder a la crisis
Principios fundamentales en el manejo de una crisis
Intervención durante una crisis para garantizar la seguridad
Respuesta a las consecuencias de una crisis
Conclusiones
Metodología, contribuidores y apoyo de investigación
Recursos
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Organizaciones que apoyan esta guía
American Association of School Administrators (Asociación Americana de Administradores Escolares)
American Counseling Association (Asociación Americana de Consejeros)
American Federation of Teachers (Federación Americana de Maestros)
American School Counselors Association (Asociación Americana de Consejeros de Escuela)
Council of Administrators of Special Education (Consejo de Administradores para Educación Especial)
Council for Exceptional Children (Consejo para Niños Excepcionales)
Federation of Families for Children’s Mental Health (Federación de Familias para la Salud Mental de los Niños)
National Association of Elementary School Principals (Asociación Nacional de Directores de Escuelas Primarias)
National Association of School Psychologists (Asociación Nacional de Psicólogos Escolares)
National Association of Secondary School Principals (Asociación Nacional de Directores de Escuelas Secundarias)
National Association of State Board of Education (Asociación Nacional de Junta Directiva de Educación)
National Education Association (Asociación Nacional de Educación)
National Mental Health Association (Asociación Nacional de la Salud Mental)
National Middle Schools Association (Asociación Nacional de Escuelas Intermedias)
National PTA (Asociación Nacional de Padres y Maestros)
National School Board Association (Asociación Nacional de Juntas Directivas Escolares)
National School Public Relations Association (Asociación Nacional de Relaciones Públicas de las Escuelas)
Police Executive Research Forum (Foro Ejecutivo de Investigación de la Policía)
El texto completo de esta publicación de dominio público se encuentra disponible en la página principal del sitio web del Ministerio de Educación en ed.gov/offices/OSERS/OSEP/earlywrn.html. Si necesita esta publicación en otro formato o para mayor información, por favor contáctenos a:
U.S. Department of Education
Special Education and Rehabilitative Services
Room 3131 Mary E. Switzer Building
Washington, D.C. 20202-2524
Para recibir copias de esta publicación, por favor contáctar a ED PUBS a número gratis: 1- 877-4-ED-PUBS (1-877-433-7827), o por correo electrónico a edpuborders@aspensys.com.
Si necesita esta publicación en otro formato, por favor contáctenos a:
EDPUBS
P.O. Box 1398
Jessup, MD 20794 -1398
Teléfono: 1-877-4-ED-PUBS; 1-877-433-7827
TTY/TDD: 1-877-576-7734
Fax: 1-301-470-1244
Para ordenar una copia en linea: ed.gov/pubs/edpubs.html
Esta guía fue producida por el Centro para la Colaboración y Práctica Efectiva (Center for Proactive Collaboration and Practice) de los Institutos Americanos de Investigación (American Institutes for Research) en colaboración con la Asociación Nacional de Psicólogos Escolares (National Association of School Psychologists), bajo un acuerdo cooperativo con la oficina de Servicios Especiales de Educación y Rehabilitación (Special Education and Rehabilitative Services) y la oficina de Programas de Educación Especiales del Ministerio de Educación Nacional (Special Education Programs) (concesión H237160005)
El desarrollo de esta guía fue apoyado por la oficina de Servicios Especiales de Educación y Rehabilitación y la oficina de Programas de Educación Especiales bajo el Acta Educaciónal para Individuos con Incapacidades (Individuals with Disabilities Education Act, IDEA). La distribución de esta guía fue apoyada por el programa de escuelas seguras y libres de drogas de la oficina de Educación Primaria y Secundaria (Elementary and Secondary Education).
Dwyer, K., Osher, D., Warger, C., Bear, G., Haynes, N., Knoff, H., Kingery, P., Sheras, P., Skiba, R., Skinner, L., & Stockton, B. (1998). Advertencia a tiempo, respuesta oportuna: Una guía para tener escuelas seguras. Washington, DC: Centro para la Colaboración y Práctica Efectiva, Institutos Americanos de Investigación.
La guía fue traducida en español por Guillermo Powell, Hector Mendez, y Brenda Mejia. La version en español se puede encontrar en la página de internet air-dc.org/cecp/guide.
Agosto, 1998
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Carta
Ministerio de Educación de los Estados Unidos
Washington, D.C. 20202
Estimados Directores y Maestros:
El día 13 de Junio, después de las trágicas muertes y lesiones ocurridas en Thurston High School en Springfield, Oregon, el Presidente Clinton encargó al Ministerio de Educación y al Ministerio de Justicia que desarrollaran una guía de advertencia temprana para ayudar “a los adultos a alcanzar rápida y efectivamente a niños en problemas”. Esta guía responde al pedido del Presidente. Es nuestro sincero deseo que esta guía les provea ayuda práctica y necesaria para proteger de cualquier peligro a cada niño en su escuela.
Las escuelas de los Estados Unidos se encuentran entre los lugares más seguros para el andar cotidiano de los niños, debido al serio compromiso hecho por educadores, padres y la comunidad en general. Sin embargo, los trágicos y sorpresivos hechos de violencia ocurridos el año pasado en nuestras escuelas nos recuerdan que ninguna comunidad puede parar en su esfuerzo de proveer un ambiente escolar aún más seguro. Una escuela segura y efectiva es el centro vital de cada comunidad, ya sea en grandes zonas urbanas o en pequeñas comunidades rurales.
El concepto sobresaliente de esta guía es que el mantener a los niños seguros debe ser un esfuerzo comunitario, y que las escuelas efectivas proveen un ambiente donde los niños y adolescentes se sienten conectados. Es por eso que nuestra meta común debe ser establecer nuevamente una relación con cada niño, particularmente con aquellos adolescentes que se sienten aislados y con problemas.
Esta guía debe ser parte de un esfuerzo común que asegure que cada escuela en el país tenga en funcionamiento un plan específico de prevención de la violencia. Es importante reconocer que reaccionar exageradamente ante una situación y utilizar esta guía para etiquetar niños en forma descuidada que resulte en decisiones precipitadas puede ser en sí muy peligroso. Las directrices en este informe están basados en las investigaciones y la experiencia positiva de escuelas a través del país donde el reconocimiento del valor y potencial de cada niño y las buenas prácticas han producido, y continúan produciendo, estudiantes sobresalientes y comunidades exitosas.
Agradecemos a todos los expertos, organizaciones y asociaciones educativas de fuerzas policiales, de justicia juvenil, de salud mental, y otros servicios sociales que trabajaron estrechamente con nosotros para asegurar que este informe esté disponible para el comienzo de este año escolar. Esperamos que ustedes, sus estudiantes y empleados escolares, al igual que los padres y la comunidad en general, se beneficien con esta información.
Muy Atentamente,
Richard W. Riley
Secretario
Ministerio de Educación de la Nación
Janet Reno
Procuradora General
Ministerio de Justicia de la Nación
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Resumen principal
Advertencia a Tiempo,
Respuesta Oportuna
Una Guía Para Tener Escuelas Seguras
Aunque la mayoría de las escuelas son seguras, la violencia que ocurre en nuestros vecindarios y comunidades se ha infiltrado hacia los salones escolares. Sin embargo, si entendemos cual es la causa de la violencia y el tipo de apoyo que las investigaciones han demostrado ser efectivo, podemos hacer nuestras escuelas más seguras.
Algunas prácticas basadas en las investigaciones pueden ayudar a la comunidad escolar – administradores, maestros, familias, estudiantes, personal de apoyo y miembros de la comunidad- a reconocer las señales de advertencia tempranas, de manera que los niños puedan obtener la ayuda que necesitan antes que sea demasiado tarde. Esta guía presenta un breve resumen de las investigaciones en materia de prevención de la violencia y la intervención y el manejo de la crisis en las escuelas. También explica a las comunidades escolares:
Qué buscar: las señales de advertencia tempranas relacionadas con la violencia y otros comportamientos problemáticos.
Qué hacer: los pasos que las comunidades escolares pueden seguir para prevenir la violencia y otros comportamientos problemáticos, para intervenir y conseguir ayuda para niños en problemas, y para responder a la violencia en la escuela cuando ésta ocurra.
Las secciones en esta guía comprenden:
Sección 1: Introducción. Todos los empleados, estudiantes, padres y miembros de la comunidad, deben tomar parte en la creación de un ambiente escolar seguro. Las escuelas deben tener políticas internas para atender las necesidades de todos los niños que muestren un comportamiento problemático. Esta sección describe la razón fundamental de la guía y sugiere cómo puede ser usada por las comunidades escolares para desarrollar un plan de acción.
Sección 2: Características de una escuela que es segura y que esta lista para responder a todos lo niños. Las escuelas funcionales deben promover el aprendizaje, la seguridad y la conducta social apropiada. Deben tener un marcado enfoque académico y ayudar a los estudiantes a alcanzar metas y valores elevados, impulsar las relaciones positivas entre el personal y los estudiantes, y promover la paternidad y maternidad responsables y la participación de la comunidad. Esta sección describe las características de las escuelas que usan la prevención, la intervención adecuada y el manejo efectivo de la crisis.
Sección 3: Señales de advertencia tempranas. Estas son señales de advertencia que, cuando se analizan en contexto, pueden llamar la atención hacia un niño en problemas. Los maestros y los padres, y algunas veces los estudiantes mismos, pueden utilizar diferentes principios significativos para asegurar que las señales de advertencia tempranas no sean mal interpretadas. Esta sección presenta señales de advertencia tempranas, señales de advertencia inminentes y los principios que aseguran la correcta interpretación de dichas señales. Concluye con una breve descripción de cómo usar las señales de advertencia tempranas para perfilar prácticas de intervención.
Sección 4: Cómo obtener ayuda para niños en problemas. Las intervenciones efectivas para mejorar la conducta de un niño en problemas están bien documentada en la literatura de las investigaciones. Esta sección presenta principios basados en las investigaciones, que deben proveer la fundación para todo el desarrollo de las acciones de intervención. Describe qué hacer cuando se interviene temprano en casos de estudiantes que corren el riesgo de caer en problemas de conducta, cuando se responde con intervenciones intensivas en casos de un niño en particular, y cuando se provee una fundación para prevenir y reducir la conducta violenta.
Sección 5: Cómo desarrollar un plan de prevención y respuesta. Las escuelas efectivas crean un plan de prevención y respuesta a la violencia y forman un equipo que pueda garantizar su implementación. Usan enfoques y estrategias basadas en las investigaciones acerca de lo que funciona. Esta sección ofrece sugerencias para desarrollar dichos planes.
Sección 6: Cómo responder a la crisis. Las escuelas efectivas y seguras están bien preparadas para cualquier crisis potencial o acto de violencia. Esta sección describe qué hacer cuando se interviene durante una crisis para garantizar seguridad, y cuando se responde a las consecuencias posteriores de una crisis. Se incluyen los principios básicos de manejo efectivo de la crisis.
Sección 7: Conclusiones. Esta sección resume la guía.
Sección 8: Metodología, contribuidores y apoyo de investigación. Esta guía sintetiza una base de conocimiento extensa acerca de la violencia y la prevención de la violencia. Esta sección describe el desarrollo riguroso y el proceso de revisión que se usó. También provee información acerca del sitio Web del proyecto.
Una sección final provee una lista de recursos que pueden ser contactados para obtener más información. La información en esta guía no se debe entender como un plan completo de prevención, intervención y respuesta. Las comunidades escolares podrían poner en efecto todas las recomendaciones y aún experimentar violencia. En su lugar, el objetivo es proveer a las comunidades escolares con información confiable y práctica acerca de lo que pueden hacer para estar preparadas y reducir el riesgo de actos de violencia.
El texto completo de esta publicación de dominio público se encuentra disponible en la página principal del sitio web del Ministerio de Educación en ed.gov/offices/OSERS/OSEP/earlywrn.html.
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Sección 1: Introducción
Una guía para tener escuelas seguras
La mayoría de las escuelas son seguras. Aun cuando menos del uno por ciento de las muertes violentas de niños ocurren en los terrenos escolares (de hecho, un niño tiene mucho más probabilidades de ser asesinado en la comunidad o en el hogar), ninguna escuela es inmune.
La violencia que ocurre en nuestros vecindarios y comunidades, ahora también se hace presente dentro de las escuelas. Y aunque podemos sentir cierta confianza sabiendo que las escuelas son uno de los lugares más seguros para los jóvenes, debemos poner más de nuestra parte. La violencia en las escuelas refleja un problema más amplio, que sólo podrá ser tratado cuando todos, en la escuela, en el hogar y en la comunidad, trabajemos juntos. El año escolar 1997-1998 sirvió como un dramático despertar al hecho que las armas están presentes en las escuelas y que algunos estudiantes están dispuestos a usarlas para matar. Una tras de otra, las comunidades escolares a lo largo y ancho del país, de Oregon a Virginia, de Arkansas a Pennsylvania, de Mississippi a Kentucky, han sido forzadas ha enfrentar el hecho de que pueden sufrir la violencia en sí mismas. Y mientras estos serios incidentes nos afectan profundamente, no deben prevenirnos de actuar para evitar la violencia escolar de cualquier clase.
Está ampliamente documentado que las acciones de prevención e intervención tempranas pueden reducir la violencia y otros comportamientos problemáticos en las escuelas. Algunas prácticas basadas en las investigaciones pueden ayudar a las comunidades escolares a reconocer las señales de advertencia tempranas, de modo que los niños puedan obtener la ayuda que necesitan antes que sea demasiado tarde. De hecho, los investigadores sugieren que algunas de las estrategias de prevención e intervención más prometedoras involucran a la comunidad educacional en su totalidad – administradores, maestros, familias, estudiantes, personal de apoyo y miembros de la comunidad- trabajando juntos para establecer una relación positiva con todos los niños.
Si comprendemos qué es lo que conduce a la violencia y los tipos de apoyo que las investigaciones han demostrado ser efectivos en la prevención de la violencia y otros comportamientos problemáticos, podemos hacer nuestras escuelas más seguras.
Acerca de esta guía
Esta guía presenta un breve resumen de las investigaciones realizadas en cuanto a la prevención de la violencia, la intervención y el manejo de la crisis en las escuelas (ver la sección 8 para una revisión de la metodología e información de cómo localizar las investigaciones). En ella se le explica a los miembros de las comunidades escolares, especialmente administradores, maestros, personal, familias, estudiantes y profesionales de la comunidad:
Qué buscar: Las señales de advertencia tempranas relacionadas con la violencia y otros comportamientos problemáticos.
Qué hacer: Los pasos que las comunidades escolares pueden seguir para prevenir la violencia y otros comportamientos problemáticos, para intervenir y obtener ayuda para los niños en problemas, y para responder a la violencia cuando se presente.
La información en cada sección no se debe tomar como un sistema o plan completo de prevención, intervención y respuesta. La realidad es que la violencia ocurre en un contexto único en cada escuela y cada situación, haciendo imposible trazar un esquema general que cubra todos los casos. Es más, las comunidades escolares podrían hacer todo lo recomendado y todavía experimentar casos de violencia. En su lugar, esta guía está diseñada para proveer a las comunidades escolares con información confiable y práctica acerca de lo que pueden hacer para estar preparadas y reducir las probabilidades de que ocurra la violencia.
La creación de una escuela segura requiere la implementación de varias medidas preventivas para los problemas mentales y emocionales de los niños, así como también un enfoque amplio para la identificación temprana de todas las señales de advertencia que podrían conducir a la violencia hacia sí mismos o hacia otros. El término “violencia” como se entiende en este folleto, se refiere a una amplitud de comportamientos y emociones problemáticos mostrados por los estudiantes, incluyendo agresión seria, ataques físicos, suicidio, uso peligroso de drogas, y otros comportamientos interpersonales peligrosos. Sin embargo, las señales de advertencia tempranas presentadas en este documento se enfocan principalmente en los comportamientos agresivos y violentos hacia otros. Esta guía no pretende cubrir todas las señales de advertencia relacionadas con la depresión y el suicidio. No obstante, algunas de las señales de violencia potencial hacia otros también son señales de depresión y riesgo de suicidio, lo cual debe ser tratado mediante identificación temprana e intervención apropiada.
Cómo usar la guía para desarrollar un plan de acción
Todo los empleados, estudiantes, padres de familia y miembros de la comunidad deben tomar parte en la creación de un ambiente escolar seguro:
Cada quien es responsable de la reducción del riesgo de violencia. Debemos tomar acciones encaminadas a mantener el orden, demostrar respeto mutuo e interés por los demás, y asegurar que los niños que están en problemas obtengan la ayuda que necesitan.
Cada quien debe entender las señales de advertencia tempranas que ayudan a identificar a los estudiantes que pueden estar en camino de problemas serios.
Cada quien debe estar preparado para responder apropiadamente en una situación de crisis.
Las investigaciones y la información obtenida de los expertos ofrecen un amplio conocimiento acerca de la prevención de la violencia en las escuelas. Las siguientes secciones proveen información – qué buscar y qué hacer- que las comunidades escolares pueden usar para desarrollar o mejorar planes de prevención y respuesta a la violencia (ver la sección 5 para más información acerca de estos planes).
Esperamos que las comunidades escolares usen este documento como una guía cuando comiencen el proceso de prevención y recuperación, en todos los niveles de edad y de grado y para todos los estudiantes.
“La violencia es una de las mayores preocupaciones para padres de familia, estudiantes, maestros y administradores de cualquier escuela. Hemos encontrado que nuestro mejor plan comienza con prevención y concientización. En nuestra escuela secundaria, el psicólogo escolar, juntamente con el asistente del director, han desarrollado un plan contra la intimidación y la amenaza. Nuestras estadísticas escolares reflejan una reducción dramática de la violencia a partir de los años escolares de 1996-97 a 1997-98. Tratamos a cada estudiante con respeto. Estamos encontrando que ellos a su vez están demostrando una actitud más respetuosa.” G. Norma Villar Baker, Directora, Midvale, UT
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Sección 2. Qué buscar
Características de una escuela que es segura y que está lista para responder a todos los niños
Las escuelas funcionales promueven el aprendizaje, la seguridad y la conducta social apropiada, tienen un marcado enfoque académico y ayudan a los estudiantes a alcanzar metas y valores elevados, impulsan las relaciones positivas entre el personal y los estudiantes, y promueven la participación significativa de los padres y de la comunidad. La mayoría de los programas de prevención en escuelas efectivas atienden factores múltiples y reconocen que la seguridad y el orden están relacionados al desarrollo social, emocional y académico de los niños.
Las estrategias de prevención, intervención y manejo de crisis operan mejor en las comunidades escolares que:
Se enfocan en triunfos académicos. Las escuelas efectivas tienen la actitud que todos los niños pueden triunfar académicamente y comportarse apropiadamente, pero al mismo tiempo aprecian las diferencias individuales. Los recursos y programas adecuados ayudan a asegurar que las metas sean alcanzadas. Las metas se comunican claramente, entendiendo que tales metas son la responsabilidad de los estudiantes, la escuela y el hogar. Los estudiantes que no reciben el apoyo que necesitan tienen menos probabilidades de comportarse de manera socialmente aceptable.
Involucran las familias de manera significativa. Los estudiantes cuyas familias están involucradas en su formación dentro y fuera de la escuela, tienen más probabilidades de triunfar en la escuela y menos probabilidades de involucrarse en actividades antisociales. Las comunidades escolares deben hacer que los padres se sientan bienvenidos en la escuela, deben atender a los obstáculos que limitan su participación, y mantener a las familias involucradas positivamente en la educación de sus hijos. Las escuelas efectivas también ayudan a las familias a expresar sus preocupaciones acerca de sus hijos, y les apoyan para conseguir la ayuda necesaria para tratar los comportamientos que les causan preocupación.
Desarrollan vínculos hacia la comunidad. El mejoramiento de las escuelas es responsabilidad de todos. Las escuelas que han establecido relaciones con las familias, los servicios de apoyo, la policía de la comunidad, organizaciones religiosas y la comunidad en general, se pueden beneficiar de muchos recursos valiosos. Cuando estos vínculos son débiles, el riesgo de la violencia en la escuela se incrementa y la oportunidad de ayudar a los niños que corren el riesgo de usar la violencia o de ser víctimas de ésta, se disminuye.
Hacen énfasis en la relación positiva entre estudiantes y empleados. Las investigaciones muestran que una relación positiva con un adulto que está disponible para proveer apoyo cuando se necesite es uno de los factores más críticos en la prevención de la violencia estudiantil. Los estudiantes a menudo buscan a los adultos en la comunidad escolar para obtener guía, ayuda y dirección. Algunos niños necesitan ayuda para vencer sentimientos de aislamiento y para desarrollar relaciones positivas con los demás. Las escuelas efectivas se aseguran que existan oportunidades para que los adultos puedan dedicar tiempo a los niños de manera personal. Las escuelas efectivas también promueven relaciones interpersonales positivas entre los estudiantes, alentándolos a ayudarse entre sí y a sentirse con la confianza necesaria para asistir a otros a obtener ayuda cuando la necesiten.
Discuten temas de seguridad abiertamente. Los niños vienen a la escuela con diferentes percepciones y malos entendidos acerca de la muerte, la violencia y el uso de las armas. Las escuelas pueden reducir el riesgo de la violencia enseñando a los niños los peligros que involucran las armas de fuego, así como también las estrategias apropiadas para tratar con los sentimientos, cómo expresar la ira de modo apropiado y la resolución de conflictos. Las escuelas también deben enseñar a los niños que ellos son responsables por sus propias acciones y que las decisiones que tomen tienen consecuencias por las cuales serán igualmente responsables.
Tratan a los estudiantes con igual respeto. Una de las mayores fuentes de conflicto en muchas escuelas es el problema real o imaginario de favoritismos y trato injusto de algunos estudiantes debido a factores étnicos, de sexo, raza, clase social, religión, incapacidad, nacionalidad, orientación sexual, apariencia física, etc., tanto por miembros del personal, como por los mismos compañeros. Los estudiantes que han sido tratados injustamente, en algunos casos pueden convertirse en víctimas o blancos de violencia. Las escuelas efectivas comunican a los estudiantes y a la comunidad en general que todos los niños son valiosos y respetables. Existe un esfuerzo deliberado y sistemático – por ejemplo, mostrando los trabajos de arte de los niños, exhibiendo el trabajo académico prominentemente en todo el edificio, respetando la diversidad de los estudiantes- por establecer un clima que demuestre interés y sentido de comunidad.
Crean medios para que los estudiantes compartan sus preocupaciones. Se ha encontrado que los mismos compañeros por lo general constituyen el grupo con más probabilidades de saber por adelantado acerca de posibles actos de violencia en las escuelas. Las escuelas deben crear medios para que los estudiantes reporten en forma segura los comportamientos problemáticos que pudieran conducir a situaciones peligrosas. Un estudiante que reporta violencia potencial en la escuela, debe ser protegido. Es importante para las escuelas el apoyar e impulsar relaciones positivas entre estudiantes y adultos, de manera que aquéllos se sientan seguros al proveer información acerca de cualquier situación potencialmente peligrosa.
Ayudan a los niños a que se sientan seguros al expresar sus sentimientos. Es muy importante que los niños se sientan seguros al expresar sus necesidades, temores y ansiedades al personal escolar. Cuando ellos no tienen acceso a adultos que muestren interés, los sentimientos de aislamiento, rechazo y decepción pueden ocurrir más frecuentemente, incrementando la probabilidad de comportamientos erróneos.
Tienen un sistema interno para referir niños de los cuales se sospecha que son abusados o descuidados. El sistema de referencia debe ser apropiado y reflejar las directivas federales y estatales.
Ofrecen programas suplementarios para los niños. Los programas escolares suplementarios para antes y después de los horarios escolares pueden ser efectivos en la reducción de la violencia. Los programas efectivos están bien supervisados y proveen a los niños ayuda y una variedad de opciones, tales como consejería, tutoría, artes, servicios comunitarios, clubes, acceso a computadoras y ayuda con las tareas escolares.
Promueven valores cívicos y carácter. Además de su misión académica, las escuelas deben ayudar a los estudiantes a convertirse en buenos ciudadanos. Primero, la escuela debe representar los valores cívicos establecidos en nuestra Constitución y Declaración de Derechos (patriotismo, libertad de religión, palabra y prensa; igualdad de protección o indiscriminación; y proceso legal y justo). Las escuelas también deben reforzar y promover los valores compartidos de su comunidad local, tales como honestidad, amabilidad, responsabilidad y respeto por los demás. Las escuelas deben reconocer que los padres son los principales educadores morales de sus hijos y deben trabajar conjuntamente con ellos.
Identifican problemas y miden el progreso hacia las soluciones. Las escuelas deben examinar abierta y objetivamente las circunstancias que son potencialmente peligrosas para los estudiantes y el personal y las situaciones donde los miembros de la comunidad escolar se sientan amenazados o intimidados. Las escuelas seguras, continuamente miden el progreso a través de identificar los problemas y recolectar información relacionada al progreso hacia las soluciones. Aún más, las escuelas efectivas comparten esta información con estudiantes, familias y la comunidad en general.
Ayudan a los estudiantes en su transición a la vida adulta y al trabajo. Los jóvenes necesitan asistencia para planear su futuro y para desarrollar las habilidades que les procurarán el éxito. Por ejemplo, las escuelas pueden proveer a los estudiantes oportunidades de prestar servicio comunitario, programas de trabajo y estudio, y programas de aprendizaje que les ayudarán a conectarse con adultos de la comunidad. Esta relación, cuando se establece a tiempo, fomenta en los jóvenes un sentido de esperanza y seguridad en el futuro.
Las investigaciones han demostrado repetidamente que las comunidades escolares pueden hacer mucho para prevenir la violencia. El tener una fundación interna segura y pronta a responder, ayuda a todos los niños y permite a las comunidades escolares proveer un servicio más eficiente y efectivo a los estudiantes que necesitan ayuda. El siguiente paso es aprender a reconocer las señales de advertencia tempranas de un niño que está en problemas, de manera que tal intervención efectiva pueda ser proporcionada.
“Yo acabo de salir del hospital. Fui víctima de una balacera en mi escuela. He estado enseñando durante 20 años y nunca pensé que esto podría ocurrir en mi escuela. Algunos de los muchachos sabían de antemano lo que iba a ocurrir, pero no quisieron decir nada, por no romper el código de honor, ni delatar a nadie. Pero alguien tiene que tener el coraje necesario, alguien tiene que tomar una posición porque, si usted no lo hace, entonces alguien más va a ser lastimado.” Gregory Carter, Maestro, Richmond, VA
“Debemos evitar la fragmentación al implementar programas. Los conceptos de prevención y respuesta a la violencia deben ser integrados en una reforma escolar efectiva, incluyendo instrucción y trato que apoye social y académicamente una atmósfera acogedora, y la provisión de buenas opciones de recreación y enriquecimiento.” Howard Adelman, Profesor de Psicología, Universidad de California, Los Angeles
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Sección 3: Qué buscar
Señales de advertencia tempranas
¿Por qué no vimos que venía? Después de la violencia, hacemos esta pregunta no tanto para culpar, sino para entender mejor lo que podemos hacer para prevenir que tal cosa suceda nuevamente. Revisamos una y otra vez en nuestras mentes los días anteriores al incidente: ¿Dijo o hizo el niño algo que nos diera una pista de la crisis venidera? ¿Perdimos alguna oportunidad para ayudar?
Existen señales de advertencia tempranas en la mayoría de los casos de violencia, ciertas señales emocionales y de conducta que, cuando se observan en contexto, pueden indicar un niño en problemas. Pero las señales de advertencia tempranas son solamente eso: indicadores que un estudiante puede necesitar ayuda.
Tales señales pueden o no indicar un problema serio, ellas no necesariamente significan que un niño es propenso a la violencia hacia sí mismo o hacia otros. En su lugar, las señales de advertencia tempranas nos mueven a analizar nuestras preocupaciones y a atender las necesidades del niño. Dichas señales nos permiten actuar responsablemente, proporcionando al niño la ayuda necesaria antes de que los problemas se vuelvan más complicados.
Las señales de advertencia tempranas pueden ayudar a llamar la atención hacia un niño. Sin embargo, es importante evitar etiquetar inapropiadamente o estigmatizar un estudiante en particular porque parece encajar en un perfil específico o muestra indicadores de señales tempranas. Es correcto preocuparse por un niño, pero no es correcto reaccionar exageradamente y arribar a conclusiones prematuras.
Los maestros y administradores, y otros trabajadores escolares de apoyo, no están profesionalmente entrenados para analizar los sentimientos y motivos de un niño. Sin embargo, ellos están en la línea frontal cuando se trata de observar comportamientos problemáticos y de hacer referencias a los profesionales apropiados, tales como psicólogos escolares, trabajadores sociales, consejeros y enfermeros. Ellos también juegan un papel importante en responder a la información de diagnóstico proporcionada por los especialistas. Así, no es de sorprenderse que las escuelas efectivas toman especial cuidado en entrenar a la comunidad escolar entera para entender e identificar las señales de advertencia tempranas.
Cuando los miembros del personal buscan ayuda para un niño en problemas, cuando los amigos reportan preocupaciones acerca de un compañero o amigo, cuando los padres se preocupan acerca de la manera de pensar y de los hábitos de sus hijos, los niños pueden obtener la ayuda que necesitan. Mediante el hecho de compartir información activamente, la comunidad escolar puede proveer respuestas rápidas y efectivas.
Principios para identificar las señales de advertencia tempranas de la violencia en la escuela
Los educadores y las familias pueden incrementar su habilidad para reconocer las señales de advertencia tempranas a través del establecimiento de relaciones estrechas, cariñosas y de apoyo con niños y jóvenes, conociéndolos lo suficientemente bien como para estar conscientes de sus necesidades, sentimientos, actitudes y patrones de comportamiento. Los educadores junto con los padres pueden revisar los registros escolares para detectar patrones o cambios súbitos de comportamiento.
Desafortunadamente, existe el peligro real que las señales de advertencia tempranas sean mal interpretadas. Los educadores y los padres, y en algunas casos, los estudiantes, pueden asegurar que dichas señales no sean mal interpretadas, usando algunos principios significativos para entenderlas mejor. Entre estos principios se pueden mencionar:
No lastimar. Existen ciertos riesgos asociados cuando se usan las señales de advertencia tempranas para identificar niños que están en problemas. Primero y sobre todo, el propósito debe ser obtener ayuda para el niño tan pronto como sea posible. Las señales de advertencia tempranas no deben ser usadas como una justificación para excluir, aislar o castigar al niño. Tampoco deben ser usadas como parámetros para identificar, etiquetar o estereotipar formalmente a los niños. La identificación formal de discapacidades bajo las leyes federales requiere de una evaluación individual por profesionales calificados. Además, todas las referencias a organismos exteriores basadas en las señales de advertencia tempranas deben ser mantenidas confidencialmente y deben hacerse con el consentimiento de los padres (excepto las referencias donde se sospecha abuso o negligencia).
Entender la violencia y la agresión en contexto. La violencia es contextual. El comportamiento violento y agresivo como una expresión emotiva puede tener varios factores antecedentes, los cuales pueden existir dentro de la escuela, el hogar y el ambiente social en general. De hecho, para aquellos niños que corren el riesgo de volverse agresivos o violentos, ciertos ambientes o situaciones pueden provocar este problema. Algunos niños podrían actuar si la tensión se hace demasiado intensa, si carecen de habilidades para enfrentar situaciones positivamente, y si han aprendido a reaccionar con agresión.
Evitar estereotipos. Los estereotipos pueden interferir (e incluso dañar) con la habilidad de las comunidades escolares para identificar y ayudar a los niños. Es importante estar consciente de falsas pistas, incluyendo raza, nivel socioeconómico, inteligencia o apariencia física. De hecho, tales estereotipos pueden dañar injustamente a los niños, especialmente cuando la comunidad escolar actúa de acuerdo a ellos.
Ver las señales de advertencia dentro de un contexto de desarrollo. . Los niños y los jóvenes tienen capacidades sociales y emocionales variables a diferentes niveles de desarrollo. Podrían expresar sus necesidades de manera diferente en la escuela primaria, intermedia y secundaria. El punto es saber cuál es el comportamiento típico en cada fase de desarrollo, de manera que tal comportamiento no sea mal interpretado.
Entender que los niños típicamente muestran señales de advertencia múltiples.Es común en los niños que están en problemas mostrar señales múltiples. Las investigaciones confirman que la mayoría de niños que están en problemas y en riesgo de volverse agresivos muestran más de una señal de advertencia, repetidamente, y cada vez con mayor intensidad. Así, es importante no reaccionar desmedidamente a señales, palabras o acciones aisladas.
Señales de advertencia tempranas
No siempre es posible predecir el comportamiento que conducirá a la violencia. Sin embargo, los educadores y los padres, y algunas veces los estudiantes, pueden reconocer ciertas señales de advertencia tempranas. En algunas situaciones y para algunos jóvenes, diferentes combinaciones de eventos, comportamientos y emociones pueden conducir a arrebatos agresivos o comportamiento violento en contra de sí mismos o de otros. Una buena regla es asumir que estas señales de advertencia, especialmente cuando se presentan en combinación, indican la necesidad de más análisis para determinar la intervención adecuada.
Sabemos por las investigaciones que la mayoría de los niños que se vuelven violentos en contra de sí mismos o de otros, se sienten rechazados y sociológicamente victimizados. En la mayoría de los casos, los niños exhiben comportamiento agresivo a temprana edad y, si no se les provee ayuda, continuarán un patrón de desarrollo progresivo hacia la agresión severa o la violencia. Sin embargo, las investigaciones también muestran que cuando los niños tienen una conexión significativa y positiva con un adulto, ya sea en la escuela, el hogar o la comunidad, el potencial de violencia se reduce significativamente.
Ninguna de estas señales por sí sola es suficiente para predecir agresión y violencia. Aún más, es inapropiado, y potencialmente dañino, usar las señales de advertencia tempranas como una lista de parámetros contra la cual comparar niños en particular. En su lugar, las señales de advertencia tempranas se ofrecen sólo como una guía para identificar y referir aquellos niños que podrían necesitar ayuda. Las comunidades escolares deben asegurarse de que el personal y los estudiantes sólo usen las señales de advertencia tempranas para propósitos de identificación y referencia, sólo los profesionales calificados pueden hacer diagnósticos de acuerdo con los padres o custodios del niño.
Las siguientes señales de advertencia tempranas se presentan con la siguiente aclaración: no son igualmente significativas y no se presentan en orden de seriedad. Las señales de advertencia tempranas incluyen:
Retraimiento social. En algunas situaciones, el retraimiento gradual y eventualmente completo de los contactos sociales puede ser un indicador importante de un niño en problemas. El retraimiento por lo general proviene de sentimientos de depresión, rechazo, persecución, desmerecimiento y falta de confianza.
Sentimientos excesivos de aislamiento y soledad. Las investigaciones han demostrado que la mayoría de los niños que son aislados y que parecen no tener amigos no son violentos. De hecho, estos sentimientos son algunas veces característicos de niños y jóvenes que pueden tener problemas, son retraídos, o tienen problemas internos que les impiden el desarrollo de contactos sociales. Sin embargo, las investigaciones también han demostrado que en algunos casos los sentimientos de aislamiento y la falta de amigos están asociados con niños que se comportan agresiva y violentamente.
Sentimientos excesivos de rechazo. En el proceso de crecimiento y en el transcurso del desarrollo de la adolescencia, muchos jóvenes experimentan rechazo emocionalmente doloroso. Los niños que están en problemas a menudo se aíslan de sus compañeros mentalmente sanos. Sus respuestas al rechazo dependerán de muchos factores de trasfondo. Sin ayuda, ellos pueden correr el riesgo de expresar su tensión emocional en formas negativas, incluyendo la violencia. Algunos niños agresivos que son rechazados por compañeros no agresivos, buscan amigos agresivos quienes, a su vez, refuerzan sus tendencias violentas.
Ser una víctima de la violencia.Los niños que son víctimas de la violencia, incluyendo abuso físico o sexual, en la comunidad, la escuela o el hogar, corren el riesgo de volverse violentos hacia sí mismos o hacia otros.
Sentimientos de ser molestado o perseguido. El joven que constantemente se siente molestado, maltratado, embromado, ridiculizado y humillado en el hogar o la escuela podría en un principio retraerse socialmente. Si no se le brinda la ayuda adecuada para enfrentar estos sentimientos, algunos niños podrían exteriorizarlos de maneras inapropiadas, incluyendo la posibilidad de agresión y violencia.
Poco interés en la escuela y bajo rendimiento académico. El rendimiento escolar bajo puede ser el resultado de muchos factores. Es importante considerar si existe un cambio drástico en el rendimiento o si el bajo rendimiento se convierte en una situación crónica que limita la capacidad de aprendizaje del niño. En algunas situaciones, tal como cuando el niño se siente frustrado, inútil, castigado y denigrado, la dramatización y el comportamiento agresivo se pueden hacer presentes. Es importante medir las razones emocionales y cognoscitivas que hay detrás del cambio en el rendimiento académico para determinar la verdadera naturaleza del problema.
Expresiones de violencia por escrito o en dibujos. Los niños y jóvenes a menudo expresan sus pensamientos, sentimientos, deseos e intenciones en sus dibujos, relatos, poemas y otras formas de expresión escrita. Muchos niños producen trabajos sobre temas violentos que la mayoría de las veces son inocuos cuando se toman en contexto. Sin embargo, una representación exagerada de violencia en escritos y dibujos, dirigida a individuos específicos (familiares, compañeros, otros adultos) consistentemente, puede señalar problemas emocionales y potencial de violencia. Debido a que existe un peligro real en diagnosticar equivocadamente tal señal, es importante buscar la guía de un profesional calificado, como un psicólogo escolar, consejero u otro especialista en salud mental, para determinar su significado.
Ira incontrolada. Cualquiera se enoja; la ira es una emoción natural. Sin embargo, la ira que se expresa frecuente e intensamente en respuesta a incidentes insignificantes puede señalar un comportamiento violento potencial hacia sí mismo o hacia otros.
Patrones de comportamiento impulsivo y crónico de bromas pesadas, intimidación y maltrato. Los niños a menudo participan en actos que involucran brusquedad y agresión moderada. Sin embargo, algunos comportamientos de agresión moderada, como golpear y maltratar a otros constantemente, que ocurren en la etapa temprana de los niños, si no se atienden, podrían convertirse posteriormente en comportamientos más serios.
Historial de problemas disciplinarios. Los problemas crónicos de comportamiento y disciplina tanto en la escuela como en el hogar pueden sugerir que ciertas necesidades emocionales internas no están siendo satisfechas. Estas pueden ser manifestadas en comportamientos dramáticos y agresivos. Estos problemas pueden preparar el escenario para que el niño viole normas y reglas, desafíe a la autoridad, abandone la escuela, y se involucre en comportamientos agresivos con otros niños y adultos.
Historial de comportamiento violento y agresivo. A menos que sea provisto con ayuda y consejería, un joven que tiene un historial de comportamiento agresivo y violento está propenso a repetir tal comportamiento. Los actos agresivos y violentos pueden ser dirigidos hacia otros individuos, expresados en forma de crueldad hacia los animales, o incluso piromanía. Los jóvenes que muestran un patrón temprano de comportamiento antisocial frecuentemente y en diferentes ambientes están particularmente en riesgo de mostrar un comportamiento agresivo y antisocial en el futuro. De la misma manera, los jóvenes que se involucran en comportamientos abiertos como maltrato, agresión generalizada y desafío, y comportamientos encubiertos como robo, vandalismo, mentiras, fraude y piromanía también están en riesgo de caer en un comportamiento agresivo serio. Las investigaciones sugieren que la edad en la cual inician dichos comportamientos, puede ser un factor clave en la interpretación de las señales de advertencia tempranas. Por ejemplo, los niños que se involucran en agresión y drogadicción a temprana edad (antes de los 12 años) tienen más probabilidades de mostrar violencia en el futuro que aquellos que comienzan dichos comportamientos a una edad mayor. En la presencia de tales señales es importante revisar el historial del niño juntamente con expertos en comportamiento y oír las observaciones y percepciones de los padres.
Intolerancia por diferencias y actitudes perjudiciales. Todos los niños tienen una impresión favorable o desfavorable hacia las demás personas. Sin embargo, un perjuicio intenso hacia otros basado en factores de raza, etnicidad, religión, sexo, orientación sexual, habilidad y apariencia física, cuando se combina con otros factores, puede conducir a asaltos violentos en contra de aquellos percibidos como diferentes. La afiliación a grupos discriminatorios, o la disposición para victimizar personas con incapacidades físicas o problemas de salud, también deben ser tratadas como señales de advertencia tempranas.
Uso de drogas y alcohol. Además de ser comportamientos perjudiciales para la salud, el uso de drogas y alcohol reduce la capacidad de controlarse a sí mismo y expone a los niños y jóvenes a la violencia, ya sea como perpetradores, víctimas o ambos.
Afiliación a pandillas.
Acceso inapropiado, posesión y uso de armas de fuego. Los niños y jóvenes que inapropiadamente poseen o tienen acceso a armas de fuego pueden tener un riesgo mayor de involucrarse en la violencia. Las investigaciones han demostrado que tales jóvenes también tienen una probabilidad más alta de convertirse en víctimas. Las familias pueden reducir el uso y acceso inapropiados, restringiendo, controlando y supervisando el acceso de los niños a las armas de fuego y de otro tipo. Los niños que tienen un historial de agresión, impulsividad u otros problemas emocionales no deben tener acceso a armas de fuego o de otro tipo.
Amenazas de violencia serias. Las amenazas huecas son una respuesta común a la frustración. Alternativamente, uno de los indicadores más confiables de que un joven está propenso a cometer un acto peligroso en contra de sí mismo o de otros, es una amenaza detallada y especifica de violencia. Los incidentes recientes a lo largo y ancho del país, indican claramente que las amenazas de cometer violencia en contra de sí mismo o de otros deben tomarse muy seriamente. Se deben tomar medidas para entender la naturaleza de estas amenazas y prevenir que se lleven a cabo.
Identificación y respuesta a las señales de advertencia inminentes
A diferencia de las señales de advertencia tempranas, las señales de advertencia inminentes indican que un estudiante está muy cerca de comportarse de una manera que es potencialmente peligrosa hacia sí mismo o hacia otros. Estas señales requieren una respuesta inmediata.
Ninguna señal de advertencia por sí sola puede predecir que va a ocurrir un acto peligroso. En su lugar, las señales de advertencia inminentes generalmente se presentan como una secuencia de comportamientos o amenazas abiertas, serias y hostiles, dirigidas a compañeros, personal u otros individuos. Generalmente, las señales de advertencia inminentes son evidentes para más de alguno de los miembros del personal, tanto como para la familia del niño.
Entre las señales de advertencia inminente se pueden mencionar:
Peleas físicas serias con compañeros o familiares.
Destrucción severa de la propiedad.
Ira severa por razones aparentemente insignificantes.
Amenazas detalladas de violencia letal.
Posesión o uso de armas de fuego o de otro tipo
Otros comportamientos de daño a sí mismo o amenazas de suicidio.
Cuando las señales de advertencia indican que el peligro es inminente, la seguridad debe ser siempre la primera y la más importante consideración. Se deben tomar acciones inmediatamente. La intervención inmediata de las autoridades escolares y posiblemente de las autoridades policiales se hace necesaria cuando un niño:
Ha presentado un plan detallado (hora, lugar, método) para dañar o matar a otros, particularmente si el niño tiene un historial de agresión o ha intentado ejecutar amenazas en el pasado.
Porta un arma, particularmente un arma de fuego, y ha amenazado con usarla.
En situaciones donde el estudiante muestra otros comportamientos amenazadores, los padres deben ser informados del asunto inmediatamente. Las comunidades escolares también tienen la responsabilidad de buscar asistencia de organismos apropiados, tales como servicios para niños y familias y salud mental de la comunidad. Estas respuestas deben reflejar las políticas de la junta directiva de la escuela y ser consistentes con el plan de prevención y respuesta a la violencia (ver la sección 5 para más información).
Uso de las señales de advertencia tempranas para modelar practicas de intervención
Una señal de advertencia temprana no es una predicción de que un niño o joven cometerá un acto violento contra sí mismo o contra otros. Las escuelas efectivas reconocen el potencial en cada niño para evitar experiencias difíciles y para controlar emociones negativas. Los adultos en estas comunidades escolares usan su conocimiento de las señales de advertencia tempranas para atender los problemas antes que éstos se conviertan en actos de violencia. Las comunidades escolares efectivas ayudan al personal, estudiantes y familias a entender las señales de advertencia tempranas. Entre las estrategias de apoyo se pueden mencionar:
Políticas internas de la junta directiva para apoyar el entrenamiento y consulta continua. La comunidad escolar entera sabe como identificar las señales de advertencia tempranas y entiende los principios que las originan.
Líderes escolares que animan a otros a discutir aspectos referentes a señales de advertencia tempranas observadas y a reportar todas las observaciones de señales de advertencia inminentes inmediatamente. Esto es en adición a las políticas escolares del distrito que sancionan y promueven la identificación de las señales de advertencia tempranas.
Fácil acceso a un equipo de especialistas entrenados en la evaluación y manejo de comportamientos serios y asuntos académicos.
Cada comunidad escolar debe desarrollar un procedimiento que los estudiantes y el personal deben seguir al reportar sus apreciaciones acerca de los niños que exhiben señales de advertencia tempranas. Por ejemplo, en varias escuelas el director es el primer punto de contacto. En los casos que no presentan peligro inminente el director contacta al psicólogo escolar u otro profesional calificado, quien toma la responsabilidad de atender el caso inmediatamente. Si se determina que el caso es serio, pero no presenta una amenaza de peligro inminente, la familia del niño debe ser contactada. La familia debe ser consultada antes de implementar cualquier intervención con el niño. En casos donde se determina que factores contextuales relacionados con la escuela están causando o exacerbando el comportamiento problemático del niño, la escuela debe actuar rápidamente para modificarlos.
A menudo es difícil reconocer que un niño está en problemas. Cada uno -incluyendo administradores, familias, maestros, personal escolar, estudiantes y miembros de la comunidad- podría encontrar duro algunas veces el admitir que un niño cercano a ellos necesita ayuda. Al enfrentar resistencia o negación, las comunidades escolares deben persistir para asegurarse de que los niños obtengan la ayuda que necesitan. El entender las señales de advertencia tempranas e inminentes es un paso esencial para garantizar una escuela segura. El siguiente paso involucra el apoyo del ajuste emocional y de comportamiento de los niños.
Use la señales responsablemente
Es importante evitar etiquetar inapropiadamente o estigmatizar un estudiante en particular porque parece encajar en un perfil específico o muestra indicadores de señales tempranas. Es correcto preocuparse por un niño, pero no es correcto reaccionar exageradamente y arribar a conclusiones prematuras.
“En nuestras consultas con el personal escolar y las familias, les aconsejamos analizar las señales de advertencia tempranas en contexto. Les animamos a buscar combinaciones de señales de advertencia que podrían indicarnos que el comportamiento del estudiante está cambiando y se está volviendo problemático.” Deborah Crockett, psicóloga escolar, Atlanta, GA
Use las señales responsablemente
Ninguna de estas señales por sí sola es suficiente para predecir agresión y violencia. Aún más, es inapropiado, y potencialmente dañino, usar las señales de advertencia tempranas como una lista de parámetros contra la cual comparar niños en particular.
Conozca la ley
La Ley de Escuelas Libres de Armas (Gun Free Schools Act) requiere que cada estado que recibe fondos federales bajo la Ley de Educación Primaria y Secundaria (Elementary and Secundary Education Act, ESEA) debe poner en efecto a partir de octubre de 1995, una ley estatal que exige a los organismos educacionales locales expulsar de la escuela por un período de no menos de un año a cualquier estudiante que se haya determinado que ha traído un arma de fuego a la escuela.
Cada ley estatal también debe permitir al jefe administrativo de la agencia de educación local modificar el requisito de expulsión basado en cada caso en particular. Todas las agencias educacionales locales que reciben los fondos mencionados deben tener una política que requiera que cualquier estudiante que trae un arma de fuego a la escuela, sea referido al sistema de justicia de lo criminal o justicia de menores.
“Mantenerme activo y tener la habilidad de consultar y reunirme con el psicólogo escolar regularmente, ha ayudado a crear un ambiente escolar positivo en términos de resolución de problemas estudiantiles antes de que alcancen un nivel crítico.” J. Randy Alton, Maestro, Bethesda, MD
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Sección 4: Qué hacer
Intervención: Cómo obtener ayuda para niños en problemas
Algunas maneras de abordar la prevención de problemas de comportamiento en las comunidades escolares han demostrado ser efectivas y han permitido la reducción en frecuencia e intensidad de dichos problemas. Sin embargo, los programas de prevención por sí solos no pueden eliminar los problemas de todos los estudiantes. Alrededor del 5 al 10 por ciento de estudiantes necesitan una intervención más intensiva para mejorar su conducta peligrosa, aunque el porcentaje puede variar entre las distintas escuelas y comunidades.
¿Qué sucede cuando podemos reconocer las señales de advertencia tempranas en un niño?
El mensaje es muy claro: Es correcto preocuparse al notar que un niño está mostrando señales de advertencia, y es aún más importante que usted tome alguna acción. Las comunidades escolares que recomiendan que los maestros, familias y estudiantes expresen sus inquietudes al observar señales de advertencia -y que ya están preparadas para obtener la ayuda necesaria, una vez que tales niños han sido identificados- tienen más probabilidad de que sus escuelas sean efectivas y que haya una reducción de desórdenes, amenazas, peleas y otros tipos de agresión.
Principios básicos de la intervención
La prevención de violencia, y planes para responder en casos de violencia, deben considerar ambos la prevención y la intervención. Estos planes también deben incluir medidas para que todo el personal tenga acceso fácil a un equipo de especialistas entrenados en la evaluación de serios problemas académicos y de conducta. Los estudiantes en necesidad deben tener acceso a servicios de educación especial, y los maestros deben poder consultar con los psicólogos escolares, otros especialistas de salud mental, consejeros, especialistas de lectura y educadores especiales.
Muchas prácticas efectivas para mejorar el comportamiento de niños en problemas ya están documentadas ampliamente. Las investigaciones han demostrado que para ser efectiva, la intervención debe ser culturalmente apropiada, apoyada por la familia, individualizada, coordinada y bajo supervisión. Además, las intervenciones son más efectivas cuando son diseñadas e implementadas consistentemente a lo largo del tiempo e incluyen la contribución del niño, la familia y profesionales apropiados. Las escuelas también pueden utilizar los recursos de su comunidad para fortalecer y mejorar la planificación de la intervención.
Al formular un plan de prevención y respuesta a la violencia, es útil considerar ciertos principios que según las investigaciones o experiencias de expertos, han tenido un impacto significativo en el éxito de tales planes. Estos principios incluyen:
Compartir la responsabilidad a través del establecimiento de una asociación con el niño, la escuela, el hogar y la comunidad. Los sistemas de servicios coordinados deben estar disponibles para niños en peligro de conducta violenta. Las escuelas efectivas tratan de incluir a las familias y toda la comunidad en la educación de los niños. Adicionalmente, estas escuelas se coordinan y colaboran con las agencias de servicios para niños y familias, la policía y los sistemas de justicia criminal de menores, agencias para la salud mental, empresas, líderes de grupos étnicos y religiosos, y otras agencias de la comunidad.
Informar y escuchar a los padres cuando se observan las señales de advertencia tempranas. Los padres deben tomar parte lo más pronto posible. Las escuelas efectivas y seguras hacen un esfuerzo constante para incluir a los padres a través de: informarles rutinariamente acerca de las políticas disciplinarias, procedimientos y reglas escolares, y acerca de la conducta de sus niños (ya sea buena o mala), incluirlos al tomar decisiones sobre las políticas disciplinarias y procedimientos de toda la escuela; y estimularlos a que participen en programas de prevención e intervención y planificación de crisis. Los padres deben saber qué tipo de intervenciones la escuela está usando con sus niños y cómo ellos pueden dar su apoyo para que tengan éxito.
Mantener la confidencialidad y el derecho de los padres a mantener sus asuntos privados. Antes de compartir información particular y personal con otras agencias se requiere la participación y el consentimiento de los padres, excepto en casos de emergencia o cuando se sospecha el abuso. La Ley de Derechos Educacionales y de Privacidad de la Familia Family Educational Rights and Privacy Act, FERPA), una ley federal dirigida al aspecto de la confidencialidad de registros escolares, debe observarse durante todas las referencias a información particular y antes de compartir tal información con otras agencias de la comunidad. Además, cualquier comunicación entre agencias aprobada por los padres tiene que permanecer confidencial. FERPA no impide que otras personas o agencias apropiadas, tales como oficiales de policía, personal médico entrenado, y otro personal de emergencias, obtengan información particular sobre una persona, cuando una persona autorizada determina que existe una emergencia seria (peligro inminente).
Desarrollar la capacidad del personal, estudiantes y familias para que puedan intervenir. Muchos miembros del personal escolar tienen miedo de decir o hacer algo incorrecto cuando se encuentran con un estudiante potencialmente violento. Las escuelas efectivas proporcionan entrenamiento y apoyo para toda la comunidad escolar -maestros, estudiantes, padres, personal de apoyo- para que respondan cuando hay señales de advertencia inminentes, previniendo actos de violencia, e interviniendo eficientemente y con cuidado. La intervención debe ser supervisada por profesionales competentes. De acuerdo a investigadores, estos programas no tienen éxito sin el apoyo continuo de administradores, padres y líderes de la comunidad.
Apoyar a los estudiantes para que tomen responsabilidad por sus acciones. Las comunidades escolares efectivas animan a los estudiantes a que reconozcan que ellos son responsables por sus acciones y también a que participen en la planificación, implementación y evaluación de iniciativas para la prevención de violencia.
Simplificar el proceso de petición de asistencia urgente para el personal. Muchos sistemas escolares y organismos de la comunidad tienen sistemas de referencia legalísticamente complejos, con fechas específicas y listas de espera. Los niños que corren el riesgo de ponerse a sí mismos o a otros en peligro no pueden ser incluidos en listas de espera.
Haga que las medidas de intervención estén disponibles lo más temprano posible. Con mucha frecuencia, las intervenciones no están disponibles hasta que el estudiante se pone violento o se le declara como delincuente juvenil. Intervenciones para niños que han alcanzado esta etapa son costosas, restrictivas y poco eficientes. Las escuelas eficientes construyen mecanismos dentro de sus programas de intervención para asegurar que las referencias reciban atención pronta, y que hay comunicación sobre el resultado con el individuo que proporcionó la referencia.
Emplee intervenciones prolongadas, múltiples y coordinadas. Es raro que los niños sean violentos o destructivos solamente en la escuela. Por lo tanto, las intervenciones de más éxito son comprensivas, prolongadas e implementadas correctamente. Estas facilitan que las familias y el personal escolar colaboren entre sí para ayudar al niño. Los esfuerzos coordinados extraen recursos de las agencias comunitarias que respetan y responden a las necesidades familiares. Las intervenciones que son aisladas, inconsistentes, fragmentadas y de corto plazo no tendrán éxito, y en realidad hasta pueden hacer daño.
Analice el contexto donde ocurre el comportamiento violento. Las comunidades escolares pueden mejorar su efectividad mediante un análisis funcional de los factores que causan el comienzo de la violencia y las conductas problemáticas. Al determinar un curso apropiado de acción, considere la edad del niño, sus antecedentes culturales, y los valores y experiencias de la familia. Las decisiones sobre la intervención deben medirse contra un estándar razonable que asegure la probabilidad que éstas sean implementadas eficazmente.
Desarrolle y coordine los recursos internos de la escuela. Al desarrollar e implementar planes de prevención y respuesta a la violencia, las escuelas efectivas extraen los recursos de varios programas escolares y del personal, tales como programas de educación especial, programas para escuelas seguras y libres de drogas, servicios para alumnos y programas de Titulo I (Title I).
La conducta violenta es un problema para todos. Es normal responder con enojo o asustarse en la presencia de un niño violento. Pero es esencial que estas reacciones emocionales sean controladas. El objetivo siempre debe ser que haya seguridad y conseguir ayuda para el niño.
Intervención temprana para estudiantes que corren el riesgo de tener problemas de conducta
La ocurrencia de actos de violencia contra estudiantes o el personal escolar es baja. Sin embargo, los comportamientos previos a estos, tales como amenazas, intimidaciones e interrupciones en clases, son comunes. Por eso, el responder temprano a las señales de advertencia es muy efectivo para prevenir que los problemas se intensifiquen.
Típicamente, los programas de intervención que reducen problemas de comportamiento y la violencia escolar relacionada son polifacéticos, de largo plazo y de amplio alcance. También son implementados rigurosamente. Los esfuerzos efectivos de intervención temprana incluyen colaboración con grupos pequeños o estudiantes individuales para proveer apoyo directo, como también vincular a niños y sus familias con los servicios comunitarios necesarios y/o proporcionar estos servicios en la escuela.
Ejemplos de componentes efectivos de intervención temprana incluyen:
Proveer entrenamiento y apoyo para el personal escolar, estudiantes y familias para que comprendan los factores que pueden iniciar y/o exacerbar episodios agresivos.
Enseñar al niño a responder en una forma alternativa que sea socialmente apropiada, tal como solucionar problemas y aprender a controlar su ira.
Proveer entrenamiento práctico, asistencia terapéutica, y otro tipo de apoyo para la familia a través de servicios basados en comunidad.
Insistir que la familia se asegure que las armas de fuego estén fuera del alcance del niño. Los oficiales de policía pueden proveer a las familias la información necesaria sobre el almacenamiento seguro de armas de fuego como también pautas para el manejo de situaciones cuando los niños tienen acceso o poseen armas de fuego.
En algunos casos, es necesario acudir a intervenciones tempranas más comprensivas para acomodar las necesidades de niños en problemas. Intervenciones enfocadas, coordinadas y probadas reducen el comportamiento violento. A continuación se encuentran varios métodos comprensivos que escuelas efectivas están usando para proporcionar intervención temprana a estudiantes que corren el riesgo de volverse violentos hacia ellos mismos o hacia otros.
Táctica de intervención: Enseñanza práctica para interrelaciones positivas
Aunque la mayoría de escuelas enseñan indirectamente la práctica de interrelaciones sociales positivas, algunas han adoptado programas para prácticas sociales específicamente diseñados para prevenir o reducir comportamientos antisociales en niños con problemas. En realidad, la instrucción directa para resolver problemas sociales, y para tomar decisiones sociales, es ahora una característica estándar en la mayoría de los programas efectivos para prevenir el uso de drogas y actos de violencia. Los niños que corren el riesgo de tener una conducta violenta contra ellos mismos o contra otros necesitan apoyo adicional. A menudo ellos necesitan adquirir habilidades interpersonales, aprender cómo resolver problemas y solucionar conflictos, tanto en el hogar y como en la escuela. Podría ser que ellos también requieran asistencia más intensiva para aprender cómo detenerse y pensar antes de actuar, y para escuchar más efectivamente.
Táctica de intervención: Proporcionar servicios comprensivos
En algunos casos, la intervención temprana puede incluir servicios dirigidos a las familias. El equipo de prevención y respuesta a la violencia, junto con el niño y su familia, diseña un plan comprensivo de intervención con el fin de reducir conductas agresivas y apoyar conductas responsables en la escuela, en el hogar y en la comunidad. Cuando es necesario tener servicios múltiples, también se debe incluir el consejo psicológico además de consultas continuas con los maestros, el personal escolar y la familia, para garantizar que ocurran los resultados propuestos. Todos los servicios -incluyendo servicios comunitarios- deben ser coordinados y su progreso debe ser marcado y evaluado cuidadosamente.
Táctica de intervención: Referir al niño a una evaluación para educación especial
Si existe evidencia de comportamiento problemático persistente, o si los grados académicos son bajos, puede que sea apropiado conducir un asesoramiento formal para determinar si el niño es discapacitado y califica para la educación especial y servicios relacionados bajo el Acta Educacional para Individuos con Incapacidades (Individuals with Disabilities Education Act, IDEA). Si un equipo multidisciplinario determina que el niño califica para servicios bajo IDEA, un programa individual de educacion (Individualized Educational Program, IEP) debe desarrollarse por un grupo que incluye uno de los padres, un maestro, un educador especial, un evaluador, un representante del distrito escolar local, el niño (si es apropiado) y otros que sean necesarios. Este grupo identificará el apoyo necesario para permitirle al niño que pueda aprender, incluyendo las estrategias y sistemas de apoyo necesarios para enfrentar cualquier comportamiento que impide la habilidad del niño, o sus compañeros, para aprender.
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Proporción de intervenciones intensivas personalizadas para estudiantes con problemas severos de conducta
Los niños que muestran comportamientos peligrosos típicos y el potencial para violencia más seria, usualmente requieren intervenciones más intensivas que incluyan a agencias múltiples, proveedores de servicios comunitarios, y mucho apoyo familiar. A través del trabajo con las familias y servicios comunitarios, las escuelas pueden intervenir comprensiva y efectivamente.
Las intervenciones personalizadas efectivas proveen un rango de servicios para estudiantes. Los métodos múltiples, intensivos y enfocados, usados a través del tiempo, pueden reducir las oportunidades para ofensas continuas y el potencial de violencia. Los niños, su familia y el personal escolar apropiado, deben tomar parte en el desarrollo y supervisión de intervenciones.
En casos severos, donde la seguridad de los estudiantes y del personal continua siendo una preocupación, o cuando lo exige la complejidad del plan de intervención, puede ser necesario que un estudiante sea enviado a una escuela alternativa o un establecimiento terapéutico para enseñanza no tradicional. Las investigaciones han mostrado que los programas alternativos efectivos pueden tener resultados positivos de largo plazo al reducir las expulsiones y referencias a la corte. Programas alternativos efectivos apoyan a los estudiantes para que satisfagan altos estándares académicos y de conducta. Estos proporcionan entrenamiento para controlar la ira y las tendencias impulsivas, además de proveer consejos psicológicos, instrucción efectiva académica, y entrenamiento vocacional cuando es apropiado. Dichos programas también tienen provisiones para la participación activa de familias. Es más, también ofrecen dirección y apoyo para el personal cuando el estudiante regresa a su escuela regular.
Proporción de una base para prevenir y reducir la conducta violenta
Estrategias que incluyen a toda la escuela crean una fundación que está lista para responder a todos los niños–una que hace las intervenciones para niños individuales más efectivas y eficientes.
Las escuelas efectivas aseguran que su medio ambiente sea seguro, y que las normas escolares estén establecidas para apoyar la conducta responsable.
Características de un medio ambiente sin peligro
La prevención empieza con asegurar que la escuela sea un lugar seguro donde se busca el bienestar de todos. Las escuelas efectivas y seguras emiten un fuerte sentido de seguridad. Los expertos sugieren que los funcionarios de la escuela pueden mejorar la seguridad física mediante:
la supervisión del acceso a edificios y terrenos.
la reducción del tamaño de clases y escuela.
el ajuste de horarios para minimizar el tiempo en los pasillos o en lugares potencialmente peligrosos. El curso del tráfico se puede modificar para limitar el potencial de conflictos o altercaciones.
la conducción de una inspección de seguridad de edificios en conjunto con el personal de seguridad de la escuela y/o expertos policiales. Las escuelas efectivas se adhieren a las leyes federales, estatales y locales contra la discriminación y seguridad pública, y usan pautas establecidas por el Departamento de Educación del estado.
la prohibición de salida de estudiantes durante los períodos de almuerzo.
la adopción de una norma escolar acerca de uniformes.
el planeamiento de supervisión durante tiempos críticos (por ejemplo, en los pasillos entre clases) y tener un plan para poner personal de supervisión en áreas donde incidentes tienen la mayor posibilidad de ocurrir.
la prohibición de que los estudiantes se reúnan en áreas donde ellos tienen la posibilidad de romper las reglas, empezar a intimidar a otros o tener conductas agresivas.
el establecimiento de adultos visiblemente presentes en todos los edificios de la escuela. Esto incluye también la recomendación de que los padres visiten la escuela.
la alternación de las horas de salida y períodos de almuerzo.
la supervisión de los terrenos alrededor de la escuela, incluyendo, jardines, lotes de estacionamiento y paradas de autobús.
la coordinación con la policía local para asegurar que haya rutas seguras de ida y vuelta a la escuela.
Además de seleccionar áreas para incrementar las medidas de seguridad, las escuelas también deben identificar áreas seguras donde el personal y los niños puedan ir en caso de crisis.
La condición física de los edificios de la escuela también tiene impacto en la actitud, comportamiento y motivación para superarse de los estudiantes. Típicamente, la tendencia es que hayan más incidentes de peleas y violencia si los edificios están sucios, muy fríos o muy calientes, llenos de grafiti, en necesidad de reparaciones o no son sanitarios.
Características de normas escolares que apoyan la conducta responsable
Las oportunidades para comportamientos inapropiados que precipitan la violencia son mayores cuando la escuela tiene un clima desorganizado y sin disciplina. Un mayor número de escuelas están descubriendo que la manera más efectiva de reducir suspensiones, expulsiones, visitas a la oficina y otras acciones similares, estrategias que no resultan en una escuela más segura, es acentuar un método positivo hacia la disciplina.
Las escuelas efectivas están implementando campañas que establecen altas expectaciones y proporcionan apoyo para una conducta socialmente apropiada. Estas refuerzan la conducta positiva y resaltan sanciones contra la conducta agresiva. Todo el personal, los padres, estudiantes, y miembros de la comunidad, están informados acerca de comportamientos problemáticos, lo que pueden hacer para contrarrestarlos, y cómo reforzar y recompensar la conducta positiva. En su lugar, la comunidad escolar completa se compromete a actuar responsablemente.
Las escuelas efectivas y seguras desarrollan y consistentemente hacen cumplir la reglas escolares, las cuales son claras, que abarcan a todos y son justas. Las reglas y procedimientos disciplinarios son desarrollados en colaboración con representantes de toda la comunidad educacional. Estas son comunicadas claramente a todas las partes, pero más importante, son obedecidas consistentemente por todos.
Las comunidades escolares que han implementado este tipo de métodos hacen lo siguiente:
Desarrollan una política disciplinaria que incluye un código de conducta, reglas específicas y consecuencias que pueden acomodar diferencias estudiantiles en casos particulares cuando es necesario. (Si ya existe una, sugerimos revisarla y modificarla si es necesario). Asegúrese de incluir una descripción de las políticas en contra del hostigamiento y la violencia y sobre los derechos al proceso adecuado y justo.
Aseguran que los valores culturales y metas educacionales de la comunidad estén reflejadas en esas reglas. Estos valores deben expresarse en una declaración que precede a la política disciplinaria escolar.
Incluyen al personal escolar, estudiantes y familias en el desarrollo, discusión e implementación de reglas justas. Proporcionan apoyo de toda la escuela y en las clases para implementar tales reglas. Se ha encontrado que las estrategias que apoyan a los estudiantes incluyen discusiones en clase, asambleas de toda la escuela, el gobierno estudiantil, y participación en grupos de disciplina. Adicionalmente, la mediación por compañeros y resolución de conflictos se han implementado ampliamente en las escuelas para promover un clima de actitudes no violentas.
Aseguran que las consecuencias sean en proporción a las ofensas, y que las reglas sean escritas y aplicadas de manera no discriminatoria y que acomoden la diversidad cultural.
Aseguran que si se usa una consecuencia negativa (tal como negar privilegios), que sea en combinación con estrategias positivas para enseñar una conducta socialmente apropiada, y estrategias dirigidas a factores externos que puedan haber causado la conducta negativa.
Incluyen una declaración de cero tolerancia en cuanto a la posesión ilegal de armas, alcohol o drogas. Y proporcionan servicios y apoyo para estudiantes que han sido suspendidos y/o expulsados.
Reconocer las señales de advertencia y responder con intervenciones comprensivas nos permite ayudar a los niños a que eliminen comportamientos negativos y los substituyan con conductas positivas. El compartir activamente la información, y una respuesta rápida y efectiva por la comunidad escolar, asegurarán que la escuela sea más segura y que el niño tenga menos problemas y pueda aprender.
”Asociaciones con agencias locales en la comunidad han creado una escuela y comunidad con menos peligro.” Sally Bass, Educador, Coon Rapids, MN
“Los estudiantes deben sentir la responsabilidad de informarle a alguien si ellos se enteran de un individuo capaz de cometer un acto violento. Ellos no deben pensar que son soplones si le dicen a alguien, pero lo deben hacer con el sentido de que quizás pueden salvar la vida de un compañero. Los estudiantes deben ser parte de la prevención y respuesta a la violencia, ya que ellos saben qué parte de la vida estudiantil y de la escuelas es más vulnerable a la agresión.” Elsa Quiroga, Graduada de la escuela Mount Eden High y estudiante de la Universidad de Berkeley, CA
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Sugerencias para los padres
Los padres pueden ayudar a crear escuelas seguras. Estas son algunas ideas que algunos padres han probado en otras comunidades:
Hable con sus hijos sobre la política disciplinaria de la escuela. Demuestre que usted apoya las reglas y ayude al niño a entender por qué éstas existen.
Involucre a sus hijos en el establecimiento de reglas de comportamiento apropiado en el hogar.
Hable son sus niños acerca de la violencia que él/ella ve en la televisión, en juegos de video y posiblemente en el vecindario. Ayúdeles a comprender las consecuencias de la violencia.
Enséñele a sus hijos cómo resolver problemas. Elógielos cuando ve que él o ella sigue las recomendaciones hasta el final.
Ayude a sus hijos a buscar maneras de expresar su ira que no incluyan herir a otros verbal o físicamente. Cuando usted se enoje, use esa oportunidad para demostrar las formas correctas de reaccionar y entonces discútalo con ellos.
Ayude a sus niños a comprender el valor de aceptar las diferencias individuales de los demás.
Note cualquier conducta problemática de sus hijos. Por ejemplo, estallidos frecuentes de enojo, peleas excesivas e intimidación y maltrato de otros niños, crueldad con los animales, piromanía, problemas frecuentes de comportamiento en la escuela o en la vecindad, falta de amigos, y el uso de alcohol o drogas, pueden ser indicaciones de problemas serios. Procure ayuda para sus niños. Hable con un profesional de confianza en la escuela o la comunidad.
Mantenga sin obstrucciones la comunicación entre usted y sus hijos, aún cuando sea difícil. Insista que él o ella siempre le digan dónde van a estar y con quien. Conozca los amigos de su hijo.
Preste atención si sus hijos expresan alguna inquietud acerca de amigos que quizás están exhibiendo comportamientos problemáticos. Comparta esta información con un profesional de confianza, tal como el psicólogo de la escuela, el director o un maestro.
Tome parte en la vida escolar de sus hijos, ofreciendo su ayuda, revisando tareas, hablando con los maestros y asistiendo a las funciones de la escuela así como conferencias para padres, programas de clases, reuniones públicas, y asambleas de la Asociación de Padres y Maestros (PTA).
Colabore con la escuela para que ésta tenga más interés en todos los estudiantes y sus familias. Comparta sus ideas sobre cómo la escuela puede alentar la participación de familias, recibir y aceptar a todas las familias, y hacerlas participar en la educación de sus niños en formas significativas.
Recomiende que la escuela ofrezca programas antes y después de clases.
Sirva como voluntario/a en los grupos escolares interesados en la prevención de violencia. Si no existe ningún grupo proponga formar uno.
Averigüe si su comunidad tiene un grupo para la prevención de violencia. Ofrezca su participación en las actividades del grupo.
Hable con los padres de los amigos de sus hijos. Discutan cómo ustedes puedan formar un grupo para asegurar la seguridad de sus niños.
Averigüe si en su trabajo se ofrecen medidas para que los padres participen en actividades escolares.
“Nuestro sistema escolar ha creado un equipo de servicios estudiantiles -incluyendo el director, un educador especial, el psicólogo escolar, personal de apoyo en materia de comportamiento, un especialista en el desarrollo de niños, y otros- que se reúne semanalmente y para tratar asuntos de seguridad y éxito para todos los estudiantes. Nuestros maestros y familias tienen fácil acceso a este grupo. Como parte de nuestro plan, conducimos un asesoramiento de riesgo escuela por escuela en coordinación con las agencias policiales de la ciudad, condado y estado. Proporcionamos intervenciones para niños que tienen problemas y los conectamos, junto con sus familias, a las agencias comunitarias y servicios de salud mental.” Lee Patterson, Asistente del Superintendente escolar, Roseberg, OR
Pasos que los estudiantes pueden tomar
Hay mucho que los estudiantes pueden hacer para ayudar a crear escuelas seguras. Habla con tus maestros, padres y consejeros para averiguar cómo puedes participar y hacer que tu escuela sea más segura. Estas son algunas ideas que han algunos estudiantes han probado en otras escuelas:
Escucha a tus amigos si ellos comparten sentimientos o pensamientos que causan preocupación. Recomiéndales que pidan ayuda de un adulto con quien ellos tienen confianza, como el psicólogo escolar, un consejero, una trabajadora social, algún líder de la comunidad religiosa, u otro profesional. Si la situación te parece seria, busca tú mismo la ayuda para ellos. Comparte tus inquietudes con tus padres.
Establece y únete o apoya las organizaciones estudiantiles que combaten la violencia, tales como “Estudiantes en contra de decisiones destructivas” (Students Against Destructive Decisions) y el “Programa para héroes juveniles” (Young Heroes Program).
Colabora con empresas locales y grupos de la comunidad para organizar actividades orientadas a la juventud que ayudan a los jóvenes a que piensen en las maneras de evitar la violencia en la escuela y la comunidad. Comparte tus ideas sobre cómo estos grupos comunitarios y empresas pueden apoyar tus esfuerzos.
Organiza una asamblea e invita al psicólogo escolar, trabajador social de la escuela, y consejero -además de panelistas estudiantiles- para compartir ideas sobre cómo proceder con respecto a la violencia, intimidación y amenazas.
Participa en el planeamiento, implementación y evaluación del plan escolar para prevención y respuesta a la violencia.
Participa en programas de prevención de violencia tales como mediación entre tus compañeros y resolución de conflictos. Utiliza tus nuevos talentos en otros ambientes, así como tu hogar, vecindario y comunidad.
Colabora con tus maestros y administradores para crear un proceso seguro para reportar amenazas, intimidaciones, posesión de armas, venta de drogas, actividades de pandillas, grafiti y vandalismo. Utiliza este proceso.
Pide permiso para invitar a tu escuela a un oficial de policial para que revise las condiciones internas de seguridad y brinde sugerencias de seguridad, tales como andar en grupos y evitar sitios peligrosos conocidos. Comparte tus ideas con el oficial.
Ayuda a desarrollar y toma parte en actividades que promueven la comprensión de diferencias entre estudiantes y que respetan los derechos de todos.
Ofrécete de voluntario como mentor para estudiantes más jóvenes y/o provee ayuda escolar para tus compañeros.
Conoce el código de conducta escolar y da el ejemplo de una conducta responsable. Evita ser parte de un grupo cuando empiezan las peleas. Evita las bromas pesadas, amenazas e intimidación de tus compañeros.
Actúa como ejemplo de comportamiento, toma responsabilidad personal y reacciona a la ira sin dañar a otros física o verbalmente.
Busca la ayuda de tus padres o un adulto de confianza -tal como el sicólogo escolar, trabajador social, consejero, maestra- si sientes emociones intensas de enojo, miedo, ansiedad o depresión.
“Desde que establecimos el programa de mediación estudiantil en la escuela secundaria, hemos visto una reducción en las peleas físicas. Estamos pudiendo desarmar situaciones potencialmente peligrosas.” Terry Davis, Psicólogo Escolar, Natick, MA
“Todos estamos entrenados en el uso de un lenguaje consistente. Les recordamos a los estudiantes a que paren y piensen. Ellos también saben que nosotros tomaremos las medidas necesarias si ellos optan por comportamientos negativos. Como resultado, hemos podido desarmar situaciones violentas.” Annette Lambeth, Sub-directora, Chester County, PA
“Constantemente estamos dando énfasis a la conducta apropiada y al respeto para los demás. Sin embargo, y a pesar de nuestros mejores esfuerzos, a veces ocurren incidentes desafortunados. Cuando esto pasa, es nuestra responsabilidad proveer el apoyo apropiado para satisfacer las necesidades de cada niño”. Carol S. Parham, Superintendente Escolar, Anne Arundel County, MD
“El recurso comunitario más valioso de una escuela es la policía, para prevenir y responder efectivamente en casos de violencia. Establecer una relación con la policía fortalece la capacidad de la escuela para asegurar que no haya peligro”. Gil Kerlikowske, Comisionado del Departamento de Policía, Buffalo, NY
“Todos seguimos el mismo plan disciplinario. Cada uno, inclusive los trabajadores del comedor y los conserjes, trabajan como un equipo. Siempre hay ocasiones cuando los niños se olvidan de las reglas. Pero hay intervención inmediata por el profesorado y el personal, y hasta por otros niños. La responsabilidad está en los estudiantes”. Anna Allred, Madre, Lakeland, FL
“Es necesario proporcionar entrenamiento y apoyo para el personal. Hemos proporcionado servicios internos sobre sistemas de administración de conducta que son efectivos en el contorno regular de las clases. Estos servicios internos han sido de gran beneficio. Numerosas escuelas a través de nuestro distrito presentemente usan el procedimiento de parar y pensar, resolución de conflictos y mediación por compañero.” Denise Conrad, Maestra, Toledo, OH
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Sección 5: ¿Qué hacer?
Cómo desarrollar un plan de prevención y respuesta
Las escuelas efectivas crean un plan de prevención y respuesta y un grupo de equipo que este a cargo de implementar dicho plan. Ellos utilizan técnicas y estrategias que están basadas investigaciones de prácticas comprobadas.
Creación del plan de prevención y respuesta
Un buen plan de prevención y respuesta de violencia refleja las necesidades únicas y comunes de los educadores, estudiantes, familias y de la comunidad en general. El plan presenta una descripción de cómo los individuos en la comunidad escolar (tales como administradores, maestros, padres, estudiantes, conductores de autobús y demás personal) estarán preparados para detectar señales emocionales y de conducta que presenta un niño en problemas, también estarán preparados para hacerle frente a la situación. El plan detalla cómo pueden ser utilizados los recursos escolares y comunitarios para crear un ambiente seguro y de cómo conducir una crisis en caso de amenazas peligrosas o incidentes de violencia.
Un plan efectivo incluye:
Descripciones de las señales de advertencia tempranas de comportamiento potencialmente violento y procedimientos para identificar niños que muestran estos síntomas.
Descripciones de las prácticas de prevención efectivas que la comunidad escolar ha asumido para construir una fundación que responde a todos los niños, y que mejora la efectividad de las intervenciones.
Descripciones acerca de las estrategias de intervención que la comunidad escolar puede utilizar para ayudar a los niños en problemas. Esto incluye tempranas intervenciones para aquellos estudiantes que corren el riesgo de presentar problemas de conducta , para aquellos que presentan problemas más intensos e intervenciones individualizadas y recursos para estudiantes con problemas severos de conducta o que tienen problemas de salud mental.
Un plan de intervención para una crisis que incluye respuesta inmediata en caso de que se presenten señales de advertencia eminentes y conducta violenta. También, éste debe incluir un plan de contingencia a ser utilizado para afrontar las consecuencias de una tragedia.
El plan debe ser consistente con las leyes federales, estatales y locales. También debe contar con el apoyo de las familias y de la junta directiva de la escuela local.
Las recomendaciones en esta guía adquirirán mayor importancia cuando la comunidad escolar esté involucrada en el desarrollo e implementación del plan. Además, cada persona debe recibir el entrenamiento necesario de manera regular. Finalmente, debe haber un mecanismo delineado claramente para controlar y llevar a cabo una evaluación de los esfuerzos de prevención de la violencia.
Formación del equipo de prevención y respuesta
Puede ser muy útil establecer un equipo que tenga su sede en las instalaciones de la escuela para controlar la preparación y aplicación del plan preventivo y de respuesta. Este no necesita ser un nuevo equipo, sin embargo esta importante responsabilidad debería confiársele a un grupo central designado.
El grupo central debe asegurar que cada miembro en toda la comunidad estudiantil acepte y adopte el plan de prevención contra la violencia y respuesta en caso de una crisis. La asimilación de este plan es esencial si se espera que todos los miembros de la comunidad escolar se sientan cómodos compartiendo sus inquietudes acerca de los niños que aparentan tener problemas. Muy a menudo, los individuos que les importa el estado de los demás guardan silencio debido a que ellos no saben como expresar sus inquietudes.
Por lo general, este grupo incluye el administrador del edificio, maestros de educación general y especial, padres y un representante de los servicios de apoyo estudiantil (un psicólogo escolar, trabajador social o consejero), un encargado de recursos escolares y un coordinador para el programa escolar de seguridad y de prevención contra las drogas. Si no hay un psicólogo escolar o profesional en el área de salud mental disponible para el personal, se debe involucrar alguien de alguna agencia externa especializada en salud mental. Otros individuos pueden ser agregados al equipo dependiendo de la labor o función. Por ejemplo, cuando se toma la responsabilidad del planeamiento de prevención a nivel general en la escuela, el grupo podría ser expandido para incluir los estudiantes, representantes de la agencias comunitarias y otras organizaciones, la enfermera de la escuela, miembros de la junta directiva de la escuela y personal de apoyo (secretarias, conductores de autobús y conserjes). De manera similar, el planeamiento para el manejo de una crisis puede ser mejorada con la presencia de un administrador de la oficina central, oficial de seguridad y un oficial de policía de la comunidad.
El grupo central debe coordinar con cualquier junta directiva de asesoramiento escolar que ya esté establecida. Por ejemplo, la mayoría de las escuelas efectivas han desarrollado una junta directiva de asesoramiento de padres y líderes de la comunidad los cuales se reúnen regularmente con los administradores de las escuelas. Mientras estos grupos generalmente ofrecen asesoramiento y apoyo, el papel de estos grupos puede ser extendido para traer más recursos relacionados a la prevención e intervención dentro de la escuela.
Se debe considerar involucrar a una variedad de líderes comunitarios y padres al crear el equipo de prevención contra la violencia y para el manejo en caso de crisis:
Líderes de la junta de padres, tales como los oficiales PTA (Asociación de Padres y Maestros).
Personal del departamento de policía.
Abogados, jueces y oficiales de libertad condicional.
Clérigos y otros representantes de la comunidad religiosa.
Representantes de los medios informativos.
Representantes del grupo de prevención de la violencia.
Personal de los departamentos de salud mental y para el bienestar del niño.
Médicos y enfermeras.
Agencias para la familia y personal del centro de recursos para la familia.
Líderes de negocios.
Personal de la Organización para la Recreación, Cultura y Arte.
Trabajadores juveniles y voluntarios.
Oficiales locales, incluyendo los miembros de la junta directiva escolar y representantes de comisiones especiales.
Representantes de grupos de interés y de miembros de organizaciones pioneras comunitarias.
Facultad universitaria y de colegio.
Miembros de la Junta Asesora Local.
Otros miembros de la comunidad que tienen influencia.
La junta directiva de la escuela debe autorizar y apoyar la formación y la labor tomada por el grupo de prevención y respuesta de la violencia.
Aún cuando no podemos evitar todos los actos de violencia, sí podemos hacer mucho para reducir las posibilidades de que estas ocurran. Por medio del planeamiento exhaustivo y el establecimiento de un equipo de prevención y respuesta a la violencia escolar, podemos evitar muchas de las crisis y estar preparados cuando alguna ocurra.
“Nuestro distrito estableció una comisión de seguridad que involucra a los padres, estudiantes, maestros, personal de apoyo, administradores y miembros de la comunidad con el propósito de mejorar nuestro plan de seguridad y manejo en caso de una crisis. Sí funciona.” Richard E. Berry, Superintendente Escolar, Houston, TX
“ Necesitamos prestar atención al segmento de la población que incluye conductores de autobús, secretarias y trabajadores de la cafetería. Ellos constituyen un grupo de personas que a menudo pasa inadvertido y que es muy importante ya que éste puede proveerle apoyo a los niños.” Betty Stockton, Psicóloga Escolar, Jonesboro, AR
Lista de verificación para el plan de acción
Prevención – Intervención – Manejo de la Crisis
¿Que buscar?- Características claves de las escuelas seguras y prontas a responder a una crisis.
¿Tiene mi escuela características que:
__ están listas para responder a todos los niños?
¿Que buscar?- Señales de advertencia tempranas de violencia
¿ Ha seguido mi escuela los procedimientos para asegurarse de que todo el personal, estudiantes y familias:
_ Entiendan los principios utilizados para identificar las señales de advertencia tempranas? _ Entiendan cómo identificar y cómo responder a señales de advertencia inminentes?
__ Sean capaces de identificar señales de advertencia tempranas?
¿Que hacer ?- Intervención : Obteniendo ayuda para niños en problemas
¿Mi escuela:
_ Entiende los principios implicados en la intervención? _ Hace posible que se disponga de una intervención temprana para estudiantes en riesgo de problemas de conducta?
_ Provee intervención intensiva en forma individual para estudiantes con problemas severos de conducta? _ Tiene estrategias preventivas establecidas que abarquen a toda la escuela que apoyan la intervención temprana?
¿Qué hacer? – Enfrentando una crisis
¿Mi escuela?
_ Entiende los principios implicados en la intervención? _ Tiene un procedimiento para intervenir durante una crisis para garantizar seguridad?
__ Sabe cómo responder a las consecuencias de una tragedia?
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Sección 6 ¿Qué hacer?
Cómo responder a la crisis
El saber hacerle frente a una crisis es un componente importante de un plan para la prevención de actos violentos y para el manejo de una crisis. Hay dos componentes que deben discutirse en este plan ellos son:
La intervención durante la crisis para garantizar la seguridad.
La respuesta a la situación generada por la tragedia.
Además del establecimiento de un plan de contingencia, las escuelas efectivas brindan preparación adecuada para una prevención básica de violencia y un equipo de respuesta. El equipo no solo planea lo que se debe hacer cuando se presenta un caso de violencia, sino que también garantiza que el personal y los estudiantes conozcan la manera en que deben conducirse. Los estudiantes y el personal se sienten seguros debido a que existe un plan que está bien delineado de manera que todos conocen lo que deben hacer y a quien pedir instrucciones.
Principios fundamentales en el manejo de una crisis
Como en otras intervenciones, el planeamiento de intervención de crisis está formado sobre un fundamento el cual es seguro y listo para responder a los niños. El planeamiento de la crisis debería incluir:
Entrenamiento para los maestros y personal dentro de un rango de conocimientos, desde saber que hacer en situaciones cuando aumenta de violencia en una clase hasta la respuesta a una crisis seria.
La referencia a procedimientos estatales o del distrito. Muchos estados ahora tienen manuales de recomendación de intervención de crisis disponibles para sus escuelas y agencias locales de educación.
El involucramiento de las agencias de la comunidad, incluyendo la policía, bomberos, como también el hospital, departamento de salud y de bienestar social y los servicios de salud mental. La comunidad religiosa, justicia juvenil y los sistemas de apoyo familiar también han sido exitosamente incluidos en dichos planes.
Oportunidades para que el equipo se reúna regularmente para identificar estudiantes que potencialmente pueden estar en problemas o presentan problemas de conducta violenta e identificar también aquellas situaciones que puedan ser peligrosas.
Las comunidades escolares efectivas también se han propuesto a buscar los recursos locales, estatales y federales que están disponibles para ayudar posteriormente en una crisis y para garantizar su apoyo e involucramiento antes de ocurra una crisis.
Intervención durante una crisis para garantizar la seguridad
Las armas utilizadas dentro y en los alrededores de las escuelas, las amenazas de bombas, las peleas como también los desastres naturales, accidentes y suicidio sugieren acción planeada e intervención inmediata y a largo plazo, posterior a la crisis. El planeamiento de contingencias reduce el caos y trauma. De manera que la parte del plan que corresponde a la respuesta también debe incluir un plan de provisiones para la contingencia. Dentro de tales provisiones se incluye:
Procedimiento de evaluación y otros procedimientos para proteger el bienestar de los estudiantes y del personal. Es crítico que las escuelas identifiquen áreas de seguridad en donde los estudiantes y el personal puedan acudir en una crisis. También es importante que las escuelas practiquen con el personal y los estudiantes ejercicios de evacuación dentro de las instalaciones en una forma ordenada.
Un sistema de comunicación efectivo e infalible. Los individuos deben haber designado tareas y responsabilidades para prevenir la confusión.
Un proceso para asegurar apoyo externo por parte de los oficiales de policía y otras agencias comunitarias relevantes.
Todas las provisiones y procedimientos deberían ser controlados y revisados regularmente por el equipo central.
El personal debería entender los procedimientos rutinarios de ejercicios de práctica en caso de incendio, deberían practicar como enfrentarse a un caso en el cual existen armas de fuego u otras armas, amenazas severas de violencia, situaciones de secuestro y otros actos de terrorismo. Las comunidades escolares pueden brindarle al personal y a los estudiantes dicha practica en la siguiente manera:
Brindar entrenamiento interno para todo el personal y la facultad para explicar cual es el plan y que hacer con exactitud en caso de una crisis. Se debe incluir la policía comanditaria, los trabajadores juveniles y otros miembros comunitarios.
Producir un manual escrito o pequeño panfleto para recordarle a los maestros y personal sus obligaciones.
Practicar cómo responder a las señales de advertencia eminentes de violencia. Asegurarse de que todos los adultos en el edificio tienen un entendimiento acerca de lo que deberían hacer para prevenir actos de violencia (por ejemplo, siendo observador, conociendo cuando obtener ayuda y como brindar un buen ejemplo en cómo solucionar los conflictos, cómo controlar el enojo y cómo brindar apoyo entre si de un manera segura.
Respuesta a las consecuencias de una crisis
Los miembros del equipo de crisis deben entender las reacciones naturales de la tensión. También deben familiarizarse con las maneras en las cuales diferentes individuos pueden responder a la muerte o a una perdida, incluyendo consideraciones en el desarrollo, creencias religiosas y valores culturales.
Las escuelas efectivas aseguran una respuesta comunitaria coordinada. Los profesionales dentro del distrito y de la comunidad en general deberían involucrarse para asistir a individuos que corren el riesgo de sufrir reacciones severas por causa de la tensión.
Las escuelas que han experimentado tragedias han incluido las siguientes provisiones en su plan de respuesta:
Ayuda a los padres para entender las reacciones de los niños que han presenciado actos de violencia. Algunos de los síntomas más comunes que los niños experimentan como consecuencia posterior de la tragedia son los siguientes: los niños pueden experimentar temores irreales acerca del futuro, tener dificultad para dormir, pueden llegar a enfermarse y convertirse en niños que se distraen fácilmente.
Ayuda a los miembros y demás personal a lidiar con sus propias reacciones a la crisis. El relato de los hechos y la consejería para consolar es tan importante para los adultos como para los estudiantes.
Ayuda a los estudiantes y maestros a adaptarse al cambio después de la crisis. Brindar a ambos terapia mental a corto y a largo plazo después de la crisis.
Ayuda a las víctimas y miembros de familia a integrarse nuevamente al ambiente escolar. A menudo, se les necesita explicar a los amigos de la escuela cómo actuar. La comunidad escolar debe trabajar con los estudiantes y los padres para diseñar un plan que facilite a las víctimas y a sus compañeros de clase el ajuste a la nueva situación.
Ayuda a los estudiantes y maestros para tocar el tema referente al reingreso de un estudiante que ha sido anteriormente sacado de la comunidad estudiantil. Ya sea que el estudiante retorna de una facilidad de detención juvenil o institución para la salud mental, las escuelas necesitan coordinar con el personal de esta institución para explorar maneras de cómo hacer la transición lo menos notoria posible.
“Intervención temprana y una respuesta rápida del equipo del distrito escolar tuvo como resultado que nadie salió herido.” Pamela Cain, Superintendente Escolar, Wirt County, WV
Lista de verificación de procedimientos en una crisis
Un plan para hacerle frente a una crisis debe considerar muchas contingencias complejas. Debe haber un procedimiento paso a paso en caso de que ocurra una crisis. A continuación tenemos un ejemplo:
_ Evaluar inmediatamente los riesgos a la vida y seguridad de las personas. _ Brindar atención medica de emergencia inmediata.
_ Llamar al número de emergencia 911 primero y notificar a la policía o bomberos; luego llamar al superintendente. _ Reunir el equipo de crisis para evaluar la situación e implementar los procedimientos para enfrentar la crisis.
_ Evaluar los recursos disponibles y necesarios. _ Alertar el personal escolar acerca de la situación.
_ Activar el procedimiento de comunicación y el sistema de verificación de crisis. _ Asegurar todas las áreas.
_ Implementar evacuaciones y otros procedimientos para evitar que los estudiantes y el personal sean lastimados. Evitar dejar estudiantes al cuidado de personas desconocidas. _ Ajustar el timbre de recreo para asegurarse de que haya seguridad durante la crisis.
_ Alertar a las personas que están a cargo de varios sistemas de información para prevenir la confusión e información errónea. Notificar a los padres. _ Si es apropiado, contactar a las agencias comunitarias y la oficina de información publica del distrito escolar.
__ Implementar procedimientos aplicables posterior a la crisis.
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Sección 7
Conclusión
El tipo de crisis en las escuelas que involucra violencia sorpresiva es traumática en gran parte porque ocurre tan infrecuente e inesperadamente. Todos son afectados de una manera o de otra. Cuando surge una crisis como esta, el personal escolar recibe la pregunta -y se pregunta a si mismo- qué se podría haber hecho para prevenir esto.
Sabemos ya por la investigación hecha, que las escuelas tienen la capacidad de reducir los actos de violencia. El personal escolar puede ser apoyado por medio de las siguientes acciones:
Desarrollo de normas por parte de la Junta directiva escolar que estén dirigidos a la prevención e intervención de niños y adolescentes con problemas.
Establecimiento de planes de prevención y respuesta a la violencia que incluyen a toda la comunidad escolar en su desarrollo e implementación.
Entrenamiento en el reconocimiento de las señales de advertencia temprana del posible comportamiento violento de una persona.
Procedimientos que animen al personal, padres y estudiantes a compartir sus inquietudes acerca de niños que exhiben señales de advertencia temprana.
Procedimientos de respuesta rápida ante inquietudes acerca de niños con problemas.
Apoyo adecuado para ayudar a niños con problemas.
Toda persona que se preocupa por los niños se preocupa también por acabar con la violencia. Es tiempo de romper con el silencio que tantas veces ha caracterizado aún a las escuelas mejor intencionadas. Existe información basada en las investigaciones y de expertos disponible para el uso de las escuelas en el desarrollo y fortalecimiento de programas para la prevención de este tipo de crisis.
La seguridad escolar es el trabajo de todos. Maestros, administradores, padres, miembros de la comunidad y estudiantes, todos deben comprometerse a cumplir el desafío de buscar ayuda para los niños que muestran indicios de tener problemas.
“El esfuerzo coordinado en la escuela puede ayudar. Pero la solución no descansa solamente en la escuela. Juntos debemos desarrollar soluciones coordinadas que incluyen a toda la comunidad, que incluyan a las escuelas, las familias, las cortes, la policía, los organismos comunitarios, representantes de las iglesias, del comercio y la comunidad en general.” Wilmer Cody, Director General de Educación del estado de Kentucky
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Sección 8
Metodología, contribuidores e investigaciones de apoyo
Esta guía sintetiza una base de conocimiento extensa referente a los actos de violencia y su prevención. Esta incluye investigación en una variedad de disciplinas, como también experiencia y prácticas efectivas de maestros, psicólogos escolares, consejeros, trabajadores sociales, miembros de familia, trabajadores juveniles y de jóvenes mismos.
Gran parte de la investigación que se encuentra en esta guía fue subvencionada por oficinas federales en las cuales su personal ejecutivo tomó parte dando apoyo y revisando este documento. Estas incluyen:
Oficina de Programas Especiales de Educación, Oficina de Educación y Servicios de Rehabilitación del Departamento de Educación de los Estados Unidos (Office of special Education programs, Office of Special Education and Rehabilitative Services, U.S, Department of Education).
Programa de Seguridad y Anti-drogas, Oficina de Educación Primaria y Secundaria del Departamento de Educación de los Estados Unidos (Safe and Drug-Free Schools Program, Office of Elementary and Secondary Education, U.S. Department Department of Education).
Oficina de Justicia de Menores y para la Prevención de la Delincuencia y el Instituto Nacional de Justicia del Departamento de Justicia de los Estados Unidos (Office of Juvinile Justice and Delinquency Prevention and National Institude for Justice, U.S, Department of Justice).
Instituto Nacional para la Salud Mental y Centro para los Servicios de Salud Mental, Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos (National Institude of Mental Health and center for Mental Health Services, U, S. Department of Health and Human Services).
La guía fue una producción del Centro para la Colaboración y Práctica Efectiva de los Institutos Americanos de Investigación (Center for Effective Collaboration and Practice of the American Institudes for Research ) en colaboración con la Asociación Nacional de Psicólogos Escolares( National Association of School Psycologists). El proyecto fue dirigido por:
Kevin P. Dwyer, investigador principal, Asociación Nacional de Psicólogos Escolares
David Osher, Director de proyectos, Institutos Americanos de Investigación (American Institutes for Research).
Esta guía fue desarrollada en colaboración con Cynthia Warger de Warger, Eavy and Associates.
Cada aserción en la guía está respaldada por los datos empíricos y consenso de los expertos. Las referencias a la investigación pueden ser halladas en la página de Internet del proyecto en la siguiente dirección: air-dc.org/cecp/guide.
La guía fue conceptualizada por un panel de expertos interdisciplinario. En el equipo de redacción, dirigido por Kevin P. Dwyer, trabajaron las siguientes personas las cuales fueron parte del panel de expertos: George Bear, Norris Haynes, Paul Kingery, Howard Knoff, Peter Sheras, Russel Skiba, Leslie Skinner y Betty Stockton, además de David Osher y Cynthia Wagner. El equipo de redacción consideró las sugerencias y recursos de los otros miembros del panel.
Con el propósito de hacer las correcciones debidas, el primer borrador fue revisado completamente por los miembros del panel de expertos y el personal de las agencias federales. Los nombres de los revisores federales que participaron en la revisión se pueden encontrar en la página de internet air-dc.org/cecp/guide.
El segundo borrador fue revisado por miembros de familia, maestros, directores y jóvenes mismos, además de los líderes de las asociaciones nacionales de más importancia. El panel de expertos revisó el documento nuevamente en esta etapa. Los nombres de las personas que participaron en su revisión se pueden encontrar en la página de internet air-dc.org/cecp/guide.
También en Internet
Hay una versión escrita de la guía con referencias de apoyo para respaldar cada aserción, como también referencia a materiales prácticos que pueden ser utilizados para implementar las recomendaciones contenidas en la guía.
Recursos adicionales que pueden ser utilizados para implementar las recomendaciones contenidas en la guía.
Vínculos a otros sitios del Internet que pueden brindar información útil y utilizable.
Versiones en inglés y en español se pueden transferir para ser distribuidas.
Miembros del Panel de Expertos
Dentro del panel de expertos están incluidos expertos nacionales en una variedad de disciplinas tales como directores, maestros, personal que trabaja con los estudiantes, familias y jóvenes:
J. Randy Alton, Maestro
Condado de Montgomery, MD
George Batsche, Profesor
Universidad de Florida del Sur
George Bear, Profesor
Universidad de Delaware
Renee Brimfield, Directora
Condado de Montgomery, MD
Michael Bullis, Profesor
Universidad de Oregon
Andrea Canter, Psicóloga Escolar
Minneapolis, MN
Gregory Carter, Maestro
Richmond, VA
Deborah Crockett, Psicóloga Escolar
Atlanta, GA
Scott Decker, Profesor
Universidad de Missouri-St Louis
Maurice Elias, Profesor
Rutgers University, NJ
Michael J. Furlong, Profesor Asociado
Universidad de CA- Santa Barbara
Susan Gorin, Directora Ejecutiva
Asociación Nacional de Psicólogos Escolares
Bethesda, MD
Denise Gottfredson, Directora del Centro Nacional de Justicia
Universidad de Meryland
Beatrix Hamburg, Profesora
Centro Médico de Cornell, NY
Norris Haynes, Director del Centro para Escuela de Investigaciones de Actión, Universidad del estado de Connecticut del Sur, y Profesor de Psychiatria de Niños y Adolecentes, Universidad de Yale, Centro de Estudios de Niños
DJ Ida, Directora del Centro para el Desarrollo para el Pacífico Asiático
Denver, CO
Yvonne Johnson, Madre
Washington, D.C.
Gil Kerlikowske, Anteriormente Comisionado del Departamento de Policía
Buffalo, NY
Paul Kingery, Director del Instituto Nacional Hamilton Fish para la Violencia Escolar y Comunitaria
Arlington, VA
Howard Knoff, Profesor
Universidad del Sur de Florida
Judith Lee Ladd, Presidente de la Asociación de Consejeros de las Escuelas Americanas
Arlington, VA
Brenda Muhammad, Fundadora de Madre de Hijos e Hijas Asesinados
Atlanta, GA
Ron Nelson, Profesor Asociado
Universidad del Estado de Arizona
Dennis Nowicki, Jefe del Departamento de Policía
Charlotte, NC
Scott Poland, Director de Servicios Psicológicos
Cyprus-Fairbanks ISD
Houston, TX
Gale Porter, Directora de East Baltimore (MD) Asociación para la Salud Mental
Baltimore, MD
Elsa Quiroga, Estudiante
Universidad de California-Berkeley y Graduada de la escuela Mount Eden
Michael Rosenberg, Profesor
Universidad de John Hopkins
Mary Schwab-Stone, Profesora Asociada
Centro para el Estudio del Niño de la Universidad de Yale
Peter Sheras, Director Asociado
Proyecto para la Violencia Juvenil de Virginia
Universidad del Estado de Virginia
Russell Skiba, Profesor
Universidad de Indiana
Leslie Skinner, Profesora Asistente
Universidad Temple
Jeff Sprague, Co-Director
Instituto para la Violencia y Comportamiento Destructivo, Universidad de Oregon
Betty Stockton, Psicóloga Escolar
Jonesboro, AR
Richard Verdugo, Analista Principal de Políticas
Asociación de Educación Nacional
Washington, DC
Hill Walker, Co-Director
Instituto para la Violencia y Comportamiento Destructivo, Universidad de Oregon
Los siguientes miembros del panel son representantes de las agencias federales:
Renee Bradley
Departamento de Educación de los Estados Unidos
Betty Chemers
Departamento de Justicia de los Estados Unidos
Lou Danielson
Departamento de Educación de los Estados Unidos
Kellie Dressler
Departamento de Justicia de los Estados Unidos
David Frank
Departamento de Educación de los Estados Unidos
Cathy Girouard
Departamento de Educación de los Estados Unidos
Tom V. Hanley
Departamento de Educación de los Estados Unidos
Tom Hehir
Departamento de Educación de los Estados Unidos
Kelly Henderson
Departamento de Educación de los Estados Unidos
Judith Heumann
Departamento de Educación de los Estados Unidos
Peter Jensen
Instituto Nacional para la Salud Mental
Tim Johnson
Departamento de Justicia de los Estados Unidos
William Modzeleski
Departamento de Educación de los Estados Unidos
Juan Ramos
Instituto Nacional para la Salud Mental
Donna Ray
Departamento de Justicia de los Estados Unidos
Diane Sondheimer
Centro de Servicios para la Salud Mental
Sara Strizzi
Departamento de Educación de los Estados Unidos
Kevin Sullivan
Departamento de Educación de los Estados Unidos
Gerald Tirozzi
Departamento de Educación de los Estados Unidos
Joanne Wiggins
Departamento de Educación de los Estados Unidos
Clarissa Wittenberg
Instituto Nacional para la Salud Mental
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Recursos
U.S. Department of Education
(Departamento de Educación de Los Estados Unidos)
ed.gov/
Center for Effective Collaboration and Practice
(Centro para la Colaboración y Práctica Efectiva)
American Institutes for Research
(Institutos Americanos de Investigación)
1000 Thomas Jefferson St., NW
Suite 400
Washington, D.C.
air-dc.org/cecp/
U.S. Department of Justice
(Departamento de Justicia de Los Estados Unidos)
usdoj.gov/
National Association of School Psychologists
(Asociación Nacional de Psicólogos Escolares)
4340 East West Highway
Suite 402
Bethesda, MD 20814
naspweb.org/center.html
National Institute of Mental Health
(Instituto Nacional de Salud Mental)
nimh.nih.gov/
Center for Mental Health Services
(Centro de Servicios para la Salud Mental)
(Red de Intercambio de Conocimientos)
Knowledge Exchange Network
mentalhealth.org/index.htm